viernes, 4 de junio de 2010

LA VERDADERA HISTORIA DE VERIN

La Historia de Verín

Allá al sur de Galicia y de Orense provincia, limítrofe con la frontera portuguesa y bañado por el río Támega, está situado el valle de Monterrey, presidido por el castillo del mismo nombre y situado en ambas orillas del mencionado río, a las cuales une un puente construido por los romanos sobre los años 75 ó 79 de nuestra era, bajo el reinado del emperador Vespasiano, que ya fue reconstruido por culpa de alguna riada, perdiendo su forma original de ángulo obtuso, está la hermosa villa de Verín y se cree que esa fue la fecha de su construcción, ya que en el año 79 se edificó el puente de Chaves, con la mano de obra de los Aquiflavienses, Aobrigenses, Querquernos, Celerinos, Equesios, Límicos, Interanmicos, Nebisocis, y Bíblicos ya estaba en pie el de Verín.
No se conoce el origen de su nombre, ni de su fundación, son muchas las conjeturas que hay con relación al mismo, todas muy dispares.
No sabemos con exactitud de donde proviene en nombre de Verín se menciona a Viriniano, de la familia de Teodosio caudillo de los Equeos en las invasiones bárbaras.
También el Cronicón Beronguense atribuye la fundación a Nazuzardán, que fue capitán de Nabucodonosor el Grande, en el año 2000 antes de Cristo, lo que resulta bastante hipotético. Por último diremos también, que su fundación se cree que fue debida a Viriato In Verín natus y existe una calle en la parte antigua de la villa dedicada a Viriato.
Las primeras noticias sobre el nombre de Verín son en el apeo y demarcación en el año 950 durante el reinado de Ramiro II. Y a instancias de San Rosendo entre los términos de San Félix y Santa María de Trudilde (hoy Verín), Villaza, Albarellos y Queizás. La villa fue poblada en el año 872 en el valle de o Baroncelle, hoy Pazos en las faldas del castillo de Monterrey que fue la cabecera del valle, debido a la cantidad de Pazos que había en zona.
En el año 988 se hace otro apeo a petición de San Rosendo y por orden de Ramiro II, alegando que se habían cambiado los marcos, de sus propiedades, ya que había cambiado al rey, la villa de Turgia, en León, por la de San Félix de Varoncelli y los marcos redondos se habían colocado mal, en el lugar del Lagar Vello da Aspera, cerca del camino de Monterrey.
En aquella época aparece llamándose Santa María de Trudilde propiedad de la Condesa Trudildi o Trudili, hija del Conde Don Rodrigo, viuda del caballero Velasco de Ruderiz, hermana de Dñª. Onega y del obispo de Iría Flavia Don Pelagio Rodríguez, que había sido monje de Celanova y su término lindaba con las comarcas de: Capraria, Fredimendi, Abedes, Saquetina, Regaulfos y San Félix de Pazos o Varoncelli, y dicha condesa ordenó poner piedras en las demarcaciones o divisiones de los pueblos antes mencionados.
En el año 1.293 vuelve hacer un apeo D. Payo Gómez, por orden del Rey D. Sancho, a petición del Abad de Celanova D. Juan Pérez.
El 27 de agosto de 1.294, después de muchos pleitos, entre el monasterio y el castro de Varoncelli, intervino el papa y el rey, dándole la razón a Monterrey, el monasterio perdía la jurisdicción sobre el castillo, pero sí la mantenía sobre Verín y Mijòs.
Los lugares o pueblos de Fredamundi y Saquetina, desconocemos su emplazamiento y el motivo de su desaparición, como también el lugar de Zacois, que según se cree estaba al sur de Pazos, en el sitio hoy denominado O Toxal.
En el año 1.490 también vino un monje Fray Juan Blanco, para comprobar, si Monterrey era término de Mijós, donde había un monasterio que pertenecía al de Celanova y que D. Diego López de Zuñiga, había hecho el castillo en un descuido del Abad de Celanova
En la era medieval la supremacía era poseída por Monterrey, con su fortaleza y castillo en donde tenía su morada los condes del mismo nombre, hasta la guerra de la Independencia en el año 1.809 que el castillo fue escenario de las más famosas históricas acciones.

Estos señores feudales, eran dueños de cuanto les rodeaba y poseían las haciendas y vidas de todos sus vasallos, como también gozaban del derecho de pernada, que consistía en el privilegio de dormir la primer noche con la novia el día de su boda.
Esta zona fue poblada por el Rey D. Enrique II y con posterioridad también lo fue por D. Alfonso VII, su antecesor D. Alfonso II, que fue coronado rey muy joven en Santiago de Compostela en 1.111, pero no reinó hasta 1.135, fue reconocida su soberanía sobre el Reino de Galicia en el tratado de Tuy, por D. Alfonso Enríquez, Conde de Lusitania, que destronó a su madre la Reina Dñª. Teresa y se proclamó rey, de Portugal, como Alfonso I.
El castillo se amuralló desde los años 1.120 al 1.140 y a ello les obligó el portugués Don Alfonso Enríquez, hijo de la reina Teresa, y que no daba descanso a los habitantes de las torres, ya que luchaba constantemente y sin tregua para adueñares de la fortificación que estaba sin terminar.
En el año 1.369 después de tener el castillo sitiado por espacio de varios meses se rindió a D. Fernando de Castro que era partidario del monarca portugués.
Se montó en el castillo la primera imprenta de Galicia y en ella se imprimió el famoso Misal Auriense en el año 1.494.
Tres semanas estuvo en el castillo el Rey Don Pedro I el Cruel y ello fue debido al miedo cuando se enteró de que su hermanastro D. Enrique de Trastamara, acompañado del aventurero inglés Bertránd Du Guesclin, capitán de las compañías blancas, se había proclamado Rey de Castilla a su llegada a Calahorra.
Don Pedro, que era hijo de Dñª. María de Portugal cruzó el país lusitano sin problemas y llegó al castillo por Verín el día 5 de junio de 1.366 venía acompañado por más de diez mil soldados, estuvo en el castillo cuatro semanas, celebró consejo y conferenció con sus confidentes: Mateo Fernández y Juan Diente El Ballestero que asesinó a don Fadrique
En el mismo castillo se fraguó la muerte del arzobispo de Santiago don Suero Gómez de Toledo que su asesinato se hizo al regresar de la procesión de corpus.
El tal aventurero, tres años más tarde en 1.369, fue el causante de la muerte del rey al darles la vuelta, cuando luchaba cuerpo a cuerpo en los campos de Montiel, estando D. Pedro por encima dijo: Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor.
La segunda torre del castillo fue construida por el conde D. Sancho Sánchez de Ulloa y su esposa Dñª. Teresa de Zúñiga y Biezna en el año 1.482, que era nieta de D. Alfonso Enríquez, quien había iniciado la construcción del castillo y era nieto de Alfonso VI. Como también se sabe el origen de la familia Ulloa es de la zona de Mellid en el municipio de San Vicente de Ulloa. Don Sancho era hijo de D. Lope Sánchez de Ulloa y de Dñª. Inés de Castro que falleció en el año 1.465 en el recinto del castillo.
Las contiendas en la zona de Monterrey se sucedieron constantemente, por un lado el Arzobispo Fonseca formó un ejército, con algunos nobles y en su contra los Irmandiños en el año 1.469 esta hermandad, disponían de un ejército que se aproximaba a los 80.000 hombres
D. Sancho Sánchez de Ulloa, Don Pedro Álvarez de Sotomayor, apodado Pedro Madruga y los señores de Andrade y Moscoso, unidos obtuvieron una gran victoria.
Después de ésta contienda Don Lope Sánchez de Moscoso, se proclamó Conde de Altamira y D. Pedro Madruga conde de Sotomayor y de Camiña. El conde de la casa de Altamira D. López Sánchez de Moscoso era sobrino del conde Monterrey D. Sancho Sánchez de Ulloa.
También hubo otras proclamaciones como las de los señores: D. Pedro de Cela, Mariscal y D. Sancho Sánchez de Ulloa se proclama Conde de Monterrey.

Debemos aclarar que las posesiones de Monterrey en forma de señoríos habían sido concedidas por D. Enrique IV a Dñª. Teresa de Zúñiga y Biezna y a su esposo D. Sancho Sánchez de Ulloa.
También en la anterior victoria se había nombrado Mariscal D. Suero Gómez de Sotomayor, D. Payo Gómez de Sotomayor, se proclamaron Mariscales, este último fue un gran estratega internacional al ser embajador ante los tártaros, para tratar de frenar la expansión turca en Europa.
El conde D. Baltasar de Zúñiga, nació en el castillo en el mes de abril del año 1.850 también su sucesor Dª. Francisca de Zúñiga Ulloa y Ulloa, que era hija del primer conde de Monterrey y que se casa con D. Diego de Acevedo y Fonseca, que era hijo del arzobispo de Santiago D. Alonso de Acevedo Dª. María Ulloa de Cambados, quien a su vez era hija de D. Lope Sánchez de Ulloa y de Dª. Inés de Castro. D. Sancho Sánchez de Ulloa, había fallecido en el año 1.640 con anterioridad le había sucedido en la propiedad el Conde Duque de Olivares, que era sobrino de D. Baltasar por parte de su madre.
A él le sucede D. Gaspar de Acevedo y Zúñiga, que fue Virrey del Perú en el año 1.604 también era Capitán General.
Quiero aclarar en éstas notas que a Don Diego de López, se le habían concedido ciertos privilegios por el Rey D. Juan I el día 23 de junio de 1.382 y otras concesiones el día 6 de agosto de 1.404 en Segovia.
El castillo había pertenecido a la Corona, hasta que el Rey D. Juan II se lo cedió a D. Diego López y a su esposa Dñª. Elvira de Biezna que era hija de D. Diego López y quien a su vez tuvo un hijo que se llamó D. Juan de Zúñiga.
Como Dñª. Elvira fallece muy joven, su esposo D. Diego vuelve a casarse con Dñª. Constanza de Barba y de éste matrimonio nacería un hijo al que se llamó D. Pedro de Zúñiga que se adueña del Castillo y más tarde le echa su hermanastro D. Juan con la ayuda de su abuelo D. Diego López de Zúñiga se le otorga el título de Vizconde de Monterrey.
Se entabla un pleito de los más enconados de la época, pues D. Pedro quiere recuperar el castillo y sus pertenencias. Le sucede su yerno D. Sancho Sánchez de Ulloa desde el 5 de enero de 1.474 a 11 de octubre de 1.480.
Don Pedro vuelve a presentar demanda contra D. Sancho y su esposa Dñª. Teresa de Zúñiga, gana el pleito y D. Pedro tiene que pagar la cantidad de 6.484 maravedíes por las mejoras que se habían realizado en el castillo y toda su fortificación, para lo cual se le concede un plazo en sentencia de 22 septiembre de 1.489.
A la muerte de D. Pedro le sucede su hijo D. Francisco de Zúñiga y como había transcurrido el plazo y no se había pagado la deuda, entra en posesión D. Sancho Sánchez de Ulloa en el año 1.500.
Los Reyes Católicos cansados de tantas disputas y discordias deciden comprar Monterrey en el año 1.510 en la cantidad de Diez Mil Quentos. Pero por falta de dinero se ven obligados a venderlo nuevamente al Arzobispo de Santiago D. Alonso de Fonseca en el año 1.512.
Los monarcas ya habían estado en Galicia en el año 1.486, una vez pacificada, tras los enfrentamientos de Pedro Madruga, que había cogido prisionero al obispo de Tuy.

Como es bien sabido Dñª. Francisca de Zúñiga, hija de D. Sancho y de Dñª. Teresa, había estado casada en primeras nupcias con un hijo de Arzobispo que se llamaba D. Alonso de Acevedo y de éste matrimonio nació D. Alonso de Acevedo y Zúñiga.
La escritura de compra se firmó en Burgos el día 20 de julio de 1.512 y de ésta forma entra en posesión D. Alonso de Acevedo el día 24 de diciembre de 1.513 en carta real otorgada por la reina Dñª. Juana, en ella se confirma a D. Alonso de Acevedo y Zúñiga como Conde de Monterrey.
A la muerte de D. Gaspar, que era el V conde de Monterrey, que estaba casado con Dª. Ines de Velasco y Aragón, le sucede como VI Conde D. Manuel de Acevedo, que fue embajador en Roma y su esposa era Dª Leonor Maria de Guzmán. Le sucede su sobrino D. Diego López de Zúñiga y Velasco en el año 1.662 fue asesinado, era gobernador del Perú, estaba en posesión del título de conde de Niebla y fue el VII Conde de Monterrey.
Le sucede D. Francisco de Lope y Zúñiga que era embajador de Chile y tenía el título de Conde de Pedroso y Marqués de Baldés y fue el VIII Conde de Monterrey.
Dª. Isabel de Acevedo y Zúñiga se caso con Fernando de Guzmán Osorio y Valdés
Dª. Inés Francisca Zúñiga Fonseca se casa con Juan Domingo de Haro y Guzmán sin sucesión
El conde Monterrey era de Zúñiga y Haro, su hija Dñª. Francisca se casó con el conde D. Fernando de Andrade (biblioteca Nacional Ms.3.250) y por sucesión los dominios del castillo pasaron a la duquesa de Alba, al casarse Dñª. Catalina de Haro y Guzmán con el décimo Duque de Alba, D. Francisco Álvarez de Toledo y Silva , en 1.739
En una rebelión o levantamiento, siendo corregidor de Verín D. José Romasanta en 1.762, recibe una orden del gobernador general de Galicia, para que reúna a todos los nobles hijosdalgo de la zona de Verín, el mayor poder, riqueza, nobleza, e hidalguía era Dn. Manuel Fidalgo de Araujo Salgado de la Casa del Perú se presentó con: Armas, Caballo, Criado y Lacayo, siendo el único que tenía lacayo, fue nombrado Capitán de todos los nobles, durante la contienda, que comenzó el 5 de mayo de terminó el 21, con la conquista de Chaves.
Entre otros 10 nobles de la comarca, iba su pariente D. Nicolás Taboada de Araujo, que era corregidor de Baltar, también había sido de Verín en 1.753, sus padres habían sido, D. Jacobo Taboada y de Dñª. Manuela de Araujo y Chaves.
También otros nobles, que no eran tan ricos, se presentaron, con armas y a caballo, pero otros con armas y a pié.
El día 26 de abril de 1.738 era corregidor y Alcalde Mayor y Justicia D. Juan Domingo Rodríguez Reinoso, el escribano era D. Pedro Frieira, según consta en testamento de Don Carlos Sebastián Taboada Fidalgo, propietario de la Casa del Perú, firmando el documento como testigos, entre otros, el Licenciado D. Bernardo Pérez, clérigo presbiterio y vecino de San Félix de Pazos
Como se puede comprobar Verín es una villa tranquila, dedicada a la agricultura y ganadería sin olvidar sus minas en los montes cercanos de Arcucelos y Villardevos, con sus explotaciones mineras de cobre y estaño.
La fertilidad del valle es uno de los mejores de la provincia pues en el se cultivan: Legumbres, hortalizas, verduras, castañas y viñedos, también existieron olivos, aún hoy día hay la calle del olivar, en la bajada al río en el barrio de San Lázaro.
Aún recuerdo en la finca del Perú muchos olivos a lo largo de los caminos interiores que posee la finca y que mis suegros hicieron arrancara para poner viñedo.
La historia también menciona la entrevista que tuvo lugar en la casa con el escudo, que aún hoy se conserva en la plaza mayor, que era propiedad de los Acevedo en el año 1.506, entre el Rey D. Felipe El Hermoso y el Cardenal Cisneros.
El primero pernoctó en Villaza y el segundo se fue a la casa grande que hay en la entrada del pueblo de la Canda, en Villavieja por la carretera antigua, conocida como El Mesón.
No debemos olvidar el hospital de San Lázaro en el año 1.595 y del cual su primer administrador fue D. Juan Roberto.
También había dos capillas una a la entrada y otra a la salida de la villa, dedicadas a San Roque y San Lázaro, la segunda aún se conserva desde finales del siglo XVI.
La importancia de la villa se puede comprobar por el antiguo recinto amurallado de casi dos kilómetros de perímetro, con foso que se podía inundar por el río, hoy sólo se conserva un trozo de muralla, junto al matadero, paralela al río De esto nos da su existencia el historiador Don Francisco Mendoza y Soto Mayor
En el archivo notarial de Verín, se conserva el documento por el que se arrienda el 8 de febrero de 1.737 a D. Francisco Dobarrio en 900 reales de vellón los derechos de pontazgo y con fecha 18 de enero de 1.789 los derechos de portazgo a D. José Feijóo en 800 reales de Vellón, ya que éstos derechos eran propiedad de los condes de Monterrey
Es una villa de balnearios, Fontenova, Sousas, Fuente del Sapo, Requejo, Caldeliñas, Cabreiroá y Villaza, que ya frecuentaban los romanos, con una intensa vida comercial y de artesanía.
El balneario más importante de aquella época fue Cabreiroá que contaba con un Tranvía tirado por caballos, que iba desde la fonda de la Sra. Amadora, enfrente al hotel Salado, que hacía esquina, con la C/ Laureano Pelaez hasta el balneario
Las casas señoriales y los Pazos de la villa destacan la hidalguía, con su intensa vida política.
El valle de Verín también valle de Monterrey situado a sur-este de Orense y al sur con la frontera portuguesa por el tratado en el año 1.864.
También visitaron los romanos la ciudad de Chaves, debido a las propiedades de aguas termales de las Caldas que brotan a una temperatura de 73. que su fundación se debe al emperador de Roma Flavio Vespasiano en el año 78 de nuestra era, con el nombre de Aquae Flavie ( agua de Flavio) y donde se puede ver su fundación en las columnas que hay sobre el puente romano del río Támega el conocido Puente de Trajano hoy Chaves.
Este mismo río a su paso por Verín también tiene un puente construido por los romanos y que une el barrio de San Lázaro con el núcleo central de la villa, como ya digo en la primera página.
Todos los países, ciudades y familias tienen una historia. Unas brillantes, nobles y dignas de alabanza y otras baja, rastrera y sucia
Ésta comarca sufrió varias y consecutivas invasiones. Los romanos nos dejaron, puentes, murallas, castros y minas como las de Arcucelus, Soutelo, Souteliño en ésta comarca y en las de Boticas al norte de Portugal.
De ellas extrajeron oro, que en caballerías, por Viana, Valdeorras, Astorga, Palencia y las Galias llevaban a Roma, para transformar dicho mineral.
Algunas matronas romanas lucían sobre sus escotes, joyas de oro extraído en Arcucelli en Galicia. Hoy el nombre se transformó en Arcucelus, las de Servo Dei, en Servoy.
Mas tarde vinieron los Suevos y Vándalos, que al mando de Re Frumario, lo arrasaron todo. Deshicieron poblados y lugares, incendiaron cosechas, violaron mujeres, cometiendo toda clase de salvajadas y asolaron los poblados de San Roque, San Pedro de Lidairo, Saquetina, Zacois y a otros en las cercanías de lo que hoy es Verín.

Vivieron poco tiempo los Godos, y que nos dejaron las terminaciones de su origen Germánico, en algunos pueblos: Guitiriz, Baldriz, Allariz y a otros de las mismas terminaciones. Vinieron luego los árabes que en ésta comarca, dejaron escasas huellas de su paso y las tropas napoleónicas, que hicieron grandes destrozos en la zona.
Algunos investigadores, dicen: que la palabra Varoncelli, se deriva de un personaje que habitó en las tierras del alto Támega, pero se puede afirmar por no existir documentos que lo acrediten. Lo que sí se sabe, es que los habitantes de la comarca, en la época de la dominación romana, recibían el nombre de Equeseos y fueron unos de los que cooperaron en la construcción del puente de la villa de Chaves que actualmente se conserva y que en ambos lados luce dos grandes columnas romanas, en las que aparecen detalles escritos en caracteres latinos, sobre su construcción, con el nombre de los pueblos que prestaron su ayuda.
Antes de que los romanos explotasen las minas de la zona, ya las habían utilizado los fenicios Arcucelus, Castro de Laza, Villar de Ciervos, en ésta comarca del alto Támega y las de Feitas, Vilapouca de Aguiar y Bachocas en la zona de Braga de las que obtenían estaño y hay quien manifiesta que también oro, llevando en caballerías por las calzadas 18 y 16 hasta Roma, pasando por el Barco de Valdeorras y Astorga hacia las Galias
Para llevar a efecto tal transporte tuvieron que levantar los puentes de Verín y Chaves, que en un principio como era corriente, tenían forma de ángulo obtuso con rampas de acceso en pendiente, a ambos lados, pero cuya forma original se perdió al ser reconstruido, ya que una riada lo derribó en sus partes centrales, el de Verín tenía en un principio, siete ojos o arcos
Como hice mención anteriormente al lado de la capilla de San Roque había una población que seguramente fue destruida por las hordas bárbaras, dichos invasores llegaron hasta la villa de Chaves en donde hicieron prisionero al obispo Idacio cuando se encontraba diciendo misa en la Iglesia de Santa María la Mayor de la ciudad lusitana llevándolo hasta la ciudad de Braga, en cuyo castillo estuvo prisionero durante tres meses, mandaba tales tropas el rey Frumario.
El mencionado obispo había nacido en la ciudad Limica o Lémica cerca del río Limia en las proximidades de la villa actual de Ginzo de Limia.
Dicha población hoy desaparecida o no se sabe si cambió de nombre o tal vez fue arrasada por una crecida del río, riadas tan frecuentes en aquella época y por otra parte las invasiones eran constantes por parte de los bárbaros, suevos, vándalos, alanos, romanos o bien los godos que asolaron las comarcas del oeste galaico.
También hicieron sus correrías por la zona los franceses y los árabes que cometieron toda clase de atrocidades con las poblaciones y sus habitantes
Es famoso Cronicón que nos dejó escrito nos relata el paso de los suevos y vándalos, con hechos terroríficos en toda la comarca del alto Támega, que debió de ser escrito cuando contaba unos ochenta años de edad, que sería sobre el año 469 de nuestra era.
Algunos historiadores e investigadores, dan por cierto su origen suevo, pero queda descartada tal afirmación, ya que la península Ibérica, no fue invadida, hasta unos veinte años después de su nacimiento.
Su nombre de Idacio, tampoco tiene etimología latina, ya que era el idioma usado por los romanos y más nos inclinamos a creer que su nombre procede del idioma Galaico o Hispano Celta.

Cuando tenía muy corta edad fue llevado por su familia a Italia y Francia y más tarde se fue a Oriente, donde conoció a San Teófilo, San Juan y San Jerónimo, que eran obispos de Alejandría, Cesárea y Jerusalén, suponiéndose que su viaje terminaría en Tierra Santa y la duración del mismo fue de unos cinco años aproximadamente.
También dicen los historiadores que se convierte al catolicismo, allá por el año 416 y que unos doce años después es nombrado obispo entre los años 427 y 428. Cuando se dice que se convirtió al catolicismo, se quiere decir que se hizo sacerdote de la Iglesia Católica.
Al poco tiempo de ser nombrado obispo, fue llamado por el Jefe de los suevos, que se habían asentado en Galicia, cuya extensión abarcaba hasta las orillas del río Duero, dentro de la Lusitania, para que sirviese de embajador, ante el General Aecio, que se hallaba en las Galias, en el año 431 y por ésta encomienda tarda más de un año en regresar, en compañía del Conde Censorio, para que mediase ante los suevos y restableciese una paz duradera con Hermandico II.
El conde Censorio, es llamado por la emperatriz romana Plácida, sin haber podido cumplido tal embajada, tuvo que ser nuestro viejo obispo, quien continuó las negociaciones de paz habiéndolo logrado gracias a su inteligencia y tesón, amen de su pericia diplomática dando muestras de ser un excelente embajador al conseguir que los suevos cesasen en sus correrías y firmasen la paz, para que dejase tranquila a toda la comarca de Galicia hasta el Duero, incluyendo, Chaves, Braganza, Braga y las poblaciones limítrofes y así sus habitantes se pudieron dedicar a la agricultura y ganadería.
Las funestas doctrinas de Prisciliano, que había instaurado el arrianismo, en algunos lugares de la provincia de Orense y norte de la Lusitania, así como en otras comarcas de Galicia, nuestro incansable obispo, tuvo que combatirlas, y gracias a su perseverancia, las fue contrarrestando poco a poco, sin grandes muestras de publicidad y logró desterrar dicho cisma de toda la comarca donde estaba implantado.
Hizo frecuentes viajes y siempre por sendas poco conocidas para no ser advertido por sus enemigos y así con mucha paciencia se fue infiltrando en todos los poblados y aldeas de la comarca y llegar hasta Astorga y convertía al catolicismo a todos los habitantes de los lugares que iba visitando. Hizo lo imposible para conseguir que se celebrase un Concilio Nacional, con el fin de expulsar a los falsos católicos que practicaban las creencias de Prisciliano y se habían infiltrado con cargos importantes en los congresos católicos, celebrándose dicho sínodo bajo su presidencia y la del obispo Caponio.
La labor del abnegado obispo, dio lugar a una gran persecución por parte de los arrianos los arrianos, entre los que destacan Scipión, Ascanio y Dátiro etc. Arrianos unos y Priscilianos otros, que influyeron en la voluntad del Rey Frumario, para que lo encarcelase.
Cansado, muy envejecido y no menos achacoso, por las persecuciones y el sufrimiento ocurrido durante los tres meses de encarcelamiento en una mazmorra húmeda y muy oscura, fue llamado por el todo poderoso en el año 471, después de haber sido obispo por un espacio de 42 ó 43 años

Nos legó como historiador presente su famoso Cronicón que aún hoy es admirado por su fiel reflejo de los hechos narrando con toda puntualidad todos los acontecimientos ocurridos en aquellos años en las comarcas de Palencia, Astorga, Alto Támega, Chaves, Braga, Braganza y todas sus inmediaciones.
Refieren historiadores e investigadores y literatos franceses, portugueses y gallegos, entre los que destaca el catedrático francés Alén Traoy y el Padre Florez sin olvidarnos de los escritores Marcelo Macías y el doctor Cardoso y algunos otros.
En su mencionado Cronicón, nos detalla someramente San Isidoro, Don Rodrigo obispo de Toledo otros de aquella época
Los hechos más concretos de sus obras, fueron descubiertos por el Monasterio de Meta en Francia y algunas otras ediciones en París y Roma después del año 1.614.
También se imprimió una edición en Pamplona y se hicieron reproducciones en Holanda y Francia y El Padre Flórez, lo cita en algunas de sus obras, especialmente en su España Sagrada.
Hubo otros historiadores con otros tres Idacios, de Lamego (Portugal), Lugo y Mérida, pero en realidad nada tiene que ver con nuestro Obispo Idacio nacido en la Límica o Lémica.
Después de éstos comentarios sobre tan singular y gran hombre, volvamos a lo nuestro.
En el año 967, se cita en documento foral otorgado por San Rosendo, lo siguiente: Villa de Zacois, al sur de San Félix de Pazos, término de Varoncelli y que era habitada por cinco vecinos llamados: Hordonio, Veramundo, Hazá, Habdellá y Timiti a quienes se les había otorgado posesión de la quinta parte de la villa de San Félix, con la que intentaron levantarse y por haber abusado de dicho pacto fueron condenados tales señores al pago de Cuarenta bueyes cada uno de ellos, lo que demuestra la gran cantidad de ganado vacuno, que había en el valle. En esa época la villa de San Félix, era la capital de la comarca.
También en este mismo documento se citan los pueblos de Queizas.- Atás.-Mixós.- Capraria.- Fredamundi.- Saquetina.- Regaulfos. (De los tres últimos ignoramos su emplazamiento) suponiéndose, que fueron arrasados por los Suevos, cuando invadieron la comarca, o que sus nombres hayan sido cambiados por otros actuales.
En un folleto publicado, por el hijo de ésta villa D. Joaquín Nieves López: mencionaba que la villa de Verín, había sido fundada, por un capitán perteneciente a las legiones de Nabucodonosor, en el año 2000 antes de Cristo, yo no comparto tal apreciación, por parecerme que carece de fundamento, no creyendo que en ese año, hubiese tropas de dicho rey de Nínive, por éstos parajes o por ninguna parte de Galicia, cuando en realidad dicho monarca se hallaba en guerra con los judíos, teniendo cercada la ciudad de Jerusalén, separada de éstas tierras por muchos miles de kilómetros y además dicho rey, vivió por los años 667 al 697 antes de Cristo, por lo que es imposible que tratase de edificar Verín en el año 2000 a. Cr

La actual villa de Verín, se debió comenzar a construir en la orilla Oeste, en barrio de San Lázaro, al amparo del Castro de Varoncelli, para defenderse de las continuas invasiones de que eran objeto y más tarde al ir edificándose, a la parte éste del río Támega, fue cercada con una sólida muralla, cuyas ruinas aún se conservan, en la parte del río.
Tuvo otros nombres como: Santa María de Trudildi, por ser feudo de la condesa del mismo nombre, viuda del caballero Velasco de Ruderiz
Los habitantes de ésta zona también se llamaron la tribu de los Tamaganos, por estar a orillas del Támega. Su nombre debió de comenzar bajo dominación celta.
Este fértil y hermosos valle está regado por el río Támega que recorre en su parte española unos 40. Kilómetros y se introduce en Portugal por Feces de Abajo y termina en Amarante al ser afluente del Duero.
Su nacimiento se debe a tres diminutos manantiales, que nacen de izquierda a derecha, en la regata de la Alberguería, Regata de Cerradiña de Naveaus y Regata da Abelleira.
Los nativos de la comarca, la bautizaron con el nombre de As tres migallas o tres micelas, dado a su escaso caudal, de ahí tomo el nombre la aldea de Tamicelas o acaso también el río Támega, del que a unos treinta kilómetros al sur, también tomaron sus nombres, las aldeas de Tamangos y Tamaguelos, que están situados en la parte izquierda del río.
Los afluentes del Támega son: Río Cabras o regato de Cabreiroá, o río Bubal, que antes se llamaba río Mede o río Malade y el regato de Feces de Cima.
En la época romana, era corriente, que todos los núcleos de población que estuviesen habitados y situados al lado de las principales calzadas o caminos y fuesen de cierta importancia, por su numero de habitantes, se edificasen a los dos extremos de la población, una capilla dedicada a San Lázaro y la otra a San Roque, por considerarlos abogados de la peste, los tumores, y de todas la enfermedades que en aquella época castigaban a sus moradores
Tanto en el norte de Portugal como en el resto de Galicia, aún se conservan algunas de éstas capillas, otras fueron derribadas, por que viviendo en época de tantos adelantos tecnológicos, aún la Cultura no llegó a todos los rincones de nuestra comunidad; Además, a ciertos organismos oficiales, a los que no les interesa, la historia ni la tradición. Siempre hubo en ese dicho raro, que se llamó y sigue llamándose Cacique.
Como digo la capilla de San Lázaro se conserva gracias a la intervención de la Sra. Crisalda, que al frente de un buen numero de convecinas suyas, formó una manifestación de protesta, cuando trataban de venderla, para ser derribada, por cierto organismo causante de la desaparición de varias capillas.
Al lado de la mencionada capilla, había el hospital de leprosos, en donde se atendían a los peregrinos que caminaban hacia Santiago de Compostela, con el objeto de postrarse a los pies del Apóstol Santiago en el año 1.628.
La villa de Verín en el año 1.758 tenía una población de unos MIL VECINOS descendiendo su número a causa de la peste que asoló a Galicia, bajando en el año 1.800 a CIENTO VEINTICUATRO VECINOS, por haber fallecido unos y otros emigraron.
En el año 1.750 era corregidor de la villa de Verín, San Félix de Pazos, Santiago de Villamayor y Santa María de Mijós Don Nicolás Taboada de Araujo primo de D. Carlos Taboada de Araujo, Señor de La Casa del Perú.
En éste Pazo existían dos capillas, una a 100 m en dirección a Portugal dedicada a San Antonio y la otra dentro del Pazo a San Ildefonso
En el libro de visitas pastorales de la parroquia de San Pedro de Quizanes, hecha por el obispo de Orense, D. Dámaso Iglesias Lago el día 14 de septiembre de 1.829. da cuenta, que la primera, estaba en perfectas condiciones, fue destruida por un rayo en diciembre de 1.889.
La otra, situada dentro del Pazo dedicada a San Ildefonso, en esa fecha ya estaba muy deteriorada, había sido, profanada y saqueada, por los franceses durante su invasión.
La primera estaba situada en la finca que hoy aún lleva su nombre y en el padrón municipal de 1.902 figura con los siguientes lindes Norte: Camino o Canella. Sur : Finca de D. Roque Fuentes. Este : Crª. Portugal a Chaves. Oeste : Finca “ A Facuca” o Plaza da Señora. También figuran las mismas en el testamento de Dñª. Manuela Taboada, fechado el 21 de Mayo de 1.889 ante el notario D. Emiliano Torrado.
Existe un documento de fecha 7-6-1.679 en el que menciona la visita pastoral del Sr. obispo D. Tomás Salgado Barcia a la parroquia de San Pedro de Quizanes y que visitó personalmente la capilla de San Ildefonso dentro del Pazo del Perú, que está en perfectas condiciones, confirmando por escrito la autorización que tenía dicha capilla desde 1.526 para decir misa diariamente, en ella estaba expuesto el santísimo permanentemente.
Consta en otro documento del citado obispado, de fecha 14 de septiembre de 1.829 que dicha capilla fue profanada, saqueada, incendiada y destruida por los franceses, durante su invasión, en el mes de marzo de 1.809
El término de la villa, lindaba al norte, con San Martín de Vilela, al este con San Bartolomé de Quiroganes y al sur con San Pedro de Quizanes y por el oeste con San Félix de Pazos y un trozo del municipio de Monterrey, que llegaba hasta la escalera de la última casa de barrio de San Lázaro, llamada Do Claveiro, en cuya puerta de entrada, en la parte norte de la jamba, aparece abajo, una cruz labrada de piedra

El 1 de marzo de 1.628, era cura párroco interino Don Juan Pontanilla, monje benedictino, del convento de San Félix de Pazos, que era jurisdicción del Sr. Conde de Monterrey, el cual nombraba sus regidores.
Además de corregidor, había en la villa cuatro regidores vitalicios, dos procuradores de causas, un alguacil mayor, cuatro clérigos, en la parroquia de Santa María la Mayor, un padre comendador en el convento de La Merced, diecinueve sacerdotes y un padre lego (fray) juntamente con cuatro clérigos pertenecientes al priorato de Pazos.
Otra de las capillas existentes en la villa, en el antiguo barrio de Santa Olaya, era la llamada de La Misericordia que estaba pegada a la iglesia de La Merced en su parte norte, era de grandes dimensiones y extraordinaria belleza, habían sido sus fundadores los Chaves de La Casa del Perú, como le demostraba su escudo en la fachada de la mencionada capilla y que fue vendida por el obispo de Orense a mediados de éste siglo (sobre el año 1.954) su comprador era un señor particular que marcó piedra por piedra, para transportarla a una finca de su propiedad, donde la volvió a reedificar. .
Ésta también pertenecía a la cofradía de su nombre, que tenía por misión, sufragar los gastos de entierros, féretros, montajes y el luto de las familias más necesitadas de la villa. ( Los comentarios de su venta, quedan a juicio de los que lean éste escrito).
Otra iglesia era la de Nuestra Señora de la Estrella, situada, en el centro norte de la plaza de La Estrella, a unos 90 pasos, delante de la escalera donde hoy está situada la plaza del mercado, era la separación entre la plaza Mayor y plaza de La Estrella o también la capilla de la Soledad, hoy todas desaparecidas.
Igual se venden capillas, que ornamentos sagrados, imágenes, cálices etc. Son iguales que los mercaderes que echó Jesucristo del templo de Jerusalén.
No tienen escrúpulos, ni vergüenza, igual venden éstas cosas, y si viene al caso, como venderían a Cristo al igual que los hizo Judas
Aquí merece hacer algún comentario, para catalogar la clase de gente, que está al frente de algunos organismos, pero como decía Cervantes en el Quijote: Amigo Sancho, con la iglesia hemos topado. Para definirlos, hace falta escribirlos, pero para muestra un botón.
En el barrio de San Lázaro, la casa del escudo, conocida como del Asistente, por haber asistido en Sevilla a varios juicios de la Inqusición, (supongo que formaría parte del tribunal), este blasón tenía una gran corona circular, que le rompió mi suegro, D. Luis Delgado Taboada Rajoy, al colgarse de ella con un bastón cuando era niño, eso lo contó años más tarde como una travesura de niño y sobre el año 1.900 fue el mismo quien la vendió, la había heredado de sus padres y éstos de los suyos.
En una nota escrita por el abuelo de mi suegro D. Antonio Taboada Fidalgo, que fue quien compró la casa del escudo, cuando ardió el Pazo del Perú en 1.796, ponía que los propietarios primitivos de dicho inmueble, habían sido la familia Andrade de Castro, mi suegro hacía la suposición que debió de ser “El conde Andrade”, o de sus herederos.
Fue Presidente de la junta municipal en 1.902 y 1.903 También me contó que le había dicho su madre y a ésta el padre de ella, que ese escudo lo habían colocado años después de haberse terminado su construcción, lo habían traído de la zona de Santander o Santillana del Mar y su propietario se vio obligado a venderla por falta de recursos al abuelo de su madre D. Antonio Taboada Fidalgo, propietario de la Casa del Perú, a finales del año 1.700 o principios del 1.800, que fue cuando ardió el Pazo del Perú.
Fue regidor de Verín en 1.775 y también fue nombrado Juez el día 14 de abril de 1.799 ese mismo día, también fue nombrado fiscal, D. Antonio Taboada Soto. Que era hijo de D. Nicolás Taboada de Araujo, que había sido Corregidor de Verín, años antes

En ella hay una columna y otra antes de llegar al pueblo de Vilela en el Molino de la Veiga, pero ambas se hallan colocadas en sentido invertido, con las letras al revés, una sosteniendo una escalera y la otra sirviendo de apoyo a la galería de la casa y éstas columnas milenarias nos dan fe de las invasiones sufridas por los romanos. Otra tercera, se halla en el pueblo de Rebordondo, en el municipio de Monterrey, sirviendo de apoyo al tejadillo de una leñera.
Las tres columnas, tienen por éste orden, las siguientes inscripciones: C O O--M C.I - A V R--A P O-C A V G- T C P- C O S -O C O S-- D N- C O N S T- N T I- P I O- A V G.
También quedan para testimoniar su paso por estas tierras, varios castros, como los de Urdiñeira en Medeiros. As Chas.- O Pozo do Demo.- Lidairo o Ladairo y en alguna otra montaña que forma el valle de Monterrey cuyo nombre lleva el castillo situado en la cima del monte donde estuvo el colegio de los Jesuitas y montaron la primer imprenta de Galicia y hoy está situado el Parador de Turismo.
Al abrir zanjas para la construcción de edificaciones y apertura de pozos en el barrio de San Roque, se han encontrado monedas romanas y fenicias, objetos de cerámica y un hacha de bronce, que hoy se encuentran en el Museo de Orense
También donde se encuentran los balnearios de Sousas y Fontenova, se encontraron baños romanos, puntas de lanzas y otros objetos de procedencia romana. También se encontró una Ara de mármol, en la que figura una inscripción dedicada al dios Júpiter.
Así mismo en las cercanías de los pueblos de Tamagos y Mourazos, fue hallada por un agricultor, que estaba arando, una estatua de mármol, que representaba a una mujer y que también fue llevada al Museo de Orense.
Los romanos entraron en ésta parte del alto Támega, por el sur procedentes de Lusitania, donde tenían instalados sus campamentos de Aquae Flavie y Braga.
En la primer ciudad construyeron un hermoso puente de piedra de granito, en el que a ambos lados, en sus barandillas laterales, figuran las dos columnas en caracteres latinos, se lee lo siguiente: En tiempos del emperador Cesar Augusto Vespasiano, pontífice máximo, padre de la patria, a quien se concedió diez veces el tributo del pueblo; catorce veces capitán general y seis cónsul (dos renglones están casi borrados e ilegibles).
El nombre de Domiciano, hijo de Vespasiano y que se supone fueron borrados por su trato despótico y brutal así como por su depravada vida. .
En la otra columna dice: Siendo pretores de España y legados de los emperadores Cayo, Calpetano, Ráncio, Quirino, Valerio Festo Décimo Cornelio, Maciano, Séptima Gemma; Diez ciudades contribuyeron a levantar este puente: Los Aquiflavienses, Orbiganenses, Bíbalos, Equesos, Límicos, Ebicoseos, Querquernos, Tamaganí
Uno de éstos pueblos a que se refiere, es a los habitantes de ésta comarca llamados en aquel entonces: Equarseos.
Referente a la explotación de las minas del pueblo de Arcucelos, que aún se conservan en perfecto estado, una de ellas, cuya galería principal está en su totalidad, forrada de piedra de granito, como si fuese un túnel del ferrocarril

También se ven las bocas de minas con la anchura de sus filones en toda la montaña, al norte del pueblo de Arcus Celi (municipio de Laza)
Según todos los indicios, hace suponer que éste valle, debió de ser un lago en épocas remotas, éste gran lago tendría unos ochenta kilómetros de largo de norte a sur, y su anchura sería de nos veinte kilómetros y que por agentes geográficos rompiese por su lado su, en las cercanías del A Regua en Portugal quedando transformado en el actual río Támega el cual nace en el pueblecito de Tamicelas en el municipio de Laza.
Lo de haber sido un gran lago, se apoya, que cuando se profundiza en la tierra, para hacer un pozo,
Con el fin de obtener agua para una edificación o de riego, se observa que a un metro de profundidad aparece barro, al metro siguiente, una zona de cantos rodados muy gastados, debido al efecto del roce con el agua, seguidamente gradilla y grava menuda, mezclada con arena, otra vez otra capa de barro espesa y al seguir profundizando, sale agua en gran cantidad y que por mucho que se bombee, con motores, no se agota ni disminuye, aún en épocas de verano, a pesar de haber en valle mas de mil pozos, tanto de aros de cemento, como de barrena o tubos de varios metros de largo, clavados, llamadas puntas abisinias, con otra particularidad, de que en los pozos, por mucha agua que saquemos al exterior, nunca baja de nivel.
Pero la peor invasión sufrida por ésta comarca, fue la de unos tenderos que con su pollino del ronzal o de una mula cargada de: Ajos, cacharros de barro, loza ordinaria, pimentón y mantas zamoranas, irrumpieron en ésta zona, procedentes de los pueblos lindantes de la provincia de Zamora y traían un aparato o artefacto llamado Romana, que un ligero movimiento del dedo pulgar, la podían hacer oscilar dos kilos en cada pesada de compra o venta.
Para su tierra llevaban, trapos, pieles de animales domésticos y salvajes, cornezuelo, miel, terneros y cabras a cambio de lo que traían.
Pasado algún tiempo, fueron adueñándose de la comarca y prestaban dinero al Tres por ciento mensual y además al deudor le hacían firmar un documento llamado Pacto de Reto, en el que señalaban que por la deuda quedaba a responder, la mejor casa o finca del deudor, para que en caso de no ser devuelta la cantidad prestada en el plazo señalado, se quedaban con la propiedad descrita en el documento.
Uno de estos prestamistas o usureros llegó a tener en la villa Doce Casas y los mejores solares y fincas del valle. Como en aquella época eran tantas las enfermedades y muy malos años de cosechas, hacían que se fueran empobreciendo y ellos adueñándose del capital de todo el valle, por lo que se asentaron definitivamente en Verín.
Para azote también de la villa, se formó una partida de unos diez o doce facinerosos, que por las noches y en fogosos caballos, se reunían en cierta huerta de la alameda y salían a saquear alguna casa Rectoral, iglesia, casa pudiente de las cercanías o algún comerciante que regresaba de la feria del Riós, Cualedro, Laza, Monterrey o Villardevós, después de vender alguna pareja de vacas. Estos salteadores se disfrazaban de curas, monjas o militares y llevaban la cara tapada. En cierta ocasión, después de un robo, fueron apresados dos de ellos, que sentenciados, dieron con sus huesos en el penal de Santoña hasta su muerte. (datos dados por la nieta de uno de ellos)
Según el testimonio de los detenidos, su apresamiento fue de la siguiente forma: Al verse rodeados por las fuerzas de orden y antes de dispersarse, se pusieron de acuerdo para reunirse en cierto lugar, una vez que hubiesen despistado a sus seguidores, y los únicos que aparecieron en el lugar convenido, fue éste cabecilla con su lugar teniente, que fueron detenidos, y eran los que transportaban las monedas de cobre, de los otros dos Jefes, que transportaban uno, las monedas de plata y el otro las de oro, no aparecieron por ningún sitio, guardaron el precioso metal y así sus descendientes, hoy son ricos.

La mayor parte de los componentes, eran comerciantes y gente conocida, que pasaban por hombres de bien, durante el día, para no infundir sospechas, estaban al frente de sus establecimientos, dándose a ver.
En la villa hay en la actualidad familiares de gozan de muy buena reputación y ocupan puestos de relieve. Cuando fueron desmantelados los tres conventos de Monterrey, las imágenes, joyas, cuadros y ornamentos pasaron a ésta villa, pero todo lo perteneciente a la Compañía de Jesús y de los Franciscanos, fueron depositados en los bajos de una casa de la Calle Mayor cerca de la iglesia parroquial y nunca más se supo de tal depósito.
Lo que sí se sabe es que, bastante tiempo después, en un camión de un transportista conocido, fueron cargadas muchas antigüedades, para ser llevadas a la estación del ferrocarril de Campo de Becerros, donde salieron con rumbo desconocido
También en otra ocasión estuvo en la villa un anticuario de Linares (Jaén) de nombre Rafael, que se llevó otras antigüedades compradas a sacerdotes de la zona de Verín y comarca.
En el siglo pasado, un domingo por la mañana aparecieron en ésta villa, tres cobradores de impuestos del Estado, que ataron sus mulas, en tres argollas de hierro, que había en cierta casa de la Plaza Mayor, en donde hoy está instalada la farmacia Santamarina
En aquella época había un comercio de tejidos, metieron dentro del mostrador varias talegas de monedas de oro y plata (Onzas y Doblones) para que se las guardasen, mientras ellos iban a oír misa, en la iglesia de la Merced, ya que los domingos y festivos se abría el comercio.
También dejaron en el mismo establecimiento, sus ropas de abrigo, arcabuces y armas que llevaban para su defensa.
Cuando salieron de misa y regresaron a la plaza, se encontraron con la sorpresa, que las caballerías, no estaban, donde las habían atado y el comercio estaba cerrado.
Hicieron preguntas, indagaron, e intervino la guardia civil y el juzgado, pero el caso es que al negar los comerciantes, que hubiesen estado allí, tales señores y que no habían dejado tal depósito, de talegos ni mulas atadas frente al comercio, la justicia detuvo a los cobradores de impuestos y fueron llevados a la cárcel de Orense y todo aquello quedó tapado, por tratarse de una familia que pasaba por honorable y de gran reputación por su religiosidad en la comarca.
Se supo meses después, que las mulas fueron pasadas a Portugal, por las cercanías de Arzádigos, pero de los talegos con monedas no se supo nada más.

Cuando regresó de Cuba, Don José García Barbón, a donde había ido de niño con un pariente suyo que era militar y que estas islas pertenecían a España.
Llegó a la villa con el propósito de engrandecer el pueblo, para lo cual hizo construir un gran colegio, que impartiese enseñanza gratuita a todos los jóvenes del municipio, dándole también todo el material escolar, (libros, cuadernos, lápices, plumas, pizarras etc.) y que el colegio fuese dedicado solamente a la enseñanza, poniendo al frente a los R.R. H. Hermanos de las Escuelas Cristianas
Hoy el colegio está dedicado a otros menesteres y actividades y los Hermanos fueron casi expulsados del pueblo. El patio del colegio fue regalado parte a la telefónica, correos y Verín se quedó sin ese centro de cultura y no hubo quien iniciase un homenaje a aquellos sufridores Hermanos que tanto hicieron por el bien de toda la comarca.
Don José hizo construir un hotel y balneario en Cabreiroá, que tanto renombre dio a ésta comarca en todo el mundo. Dicho balneario estaba comunicado con la villa, por medio de una especie de tren del cual tiraban 6 u 8 caballos, según la cantidad de viajeros que llevase, salía de la calle frente al Hotel Salgado, tenía las cocheras o caballerizas, en el solar donde hoy esta el edificio de banco de Santander, contiguo a la farmacia Amoeiro y sin hacer ninguna parada, hasta el mismo hotel del balneario.
El hotel quedó sin construir el ala derecha, por la siguiente causa: Como dicho filántropo, inició la instalación en la villa del Banco Agrícola e Industrial en el que prestaría el dinero al tres por ciento anual a los agricultores y al cuatro por ciento anual a los comerciantes e industriales, una noche fueron arrasados todos los viñedos y le talaron los árboles frutales y por debajo de la puerta, le metieron anónimos con amenazas de muerte, porque a los prestamistas no les convenía dicho Banco, por que ellos prestaban a TRES POR CIENTO MENSUAL.
Dicho Sr. dolido por el comportamiento de los conciudadanos, se marchó a Vigo, donde hizo la escuela de artes y oficios, el asilo de ancianos, el gran teatro que lleva su nombre y varias asociaciones benéficas y todo de regalo para la ciudad de Vigo. Esas obras hubiesen sido hechas en Verín para beneficio de toda la comarca.
Cuando a principios de siglo, se trató de construir el Ferrocarril Zamora - Orense, se encargó por el Gobierno, los estudios al ingeniero Don José Fernández España y de cuya comisión formaba parte el catedrático de la Universidad de Madrid Don Eloy Luis André de Villardevós.
La estación sería construida en el Campo de los Remedio. Enterados los usureros de la villa, pusieron en marcha toda su influencia caciquil, para el ferrocarril, no pasase por las cercanías de Verín, alegando que Castilla invadiría con su vino ésta zona y tendrían que arrancar los viñedos.
El ferrocarril pasó por las montañas del norte de la villa y esta comarca siguió sufriendo el atraso y se quedó sin tren, tan necesario para el transporte, pero Castilla sigue llenado de uvas y vino todos los años el valle.
Cuando la sociedad T.A.F.I.S.A. del I.N.I. que más tarde se instaló en Pontevedra, quiso montar en ésta localidad, una fábrica, con sus talleres, almacenes y depósitos, para lo cual encargó a un vecino de la villa que apalabrase terrenos en una extensión de unas CUATROCIENTAS HECTÁREAS, entre el matadero y el pueblo de Quizanes, a la orilla izquierda del río Támega. Los usureros nuevamente desplegaron una gran propaganda en contra, diciendo:
Que no se debían ceder terrenos a ningún precio por que esa fábrica sólo emplearía a cuatrocientos obreros o quizás alguno más y ellos se quedaría sin jornaleros para trabajar sus fincas y viñedos
La fábrica no se hizo y Verín se quedó sin industria, pero los obreros se fueron para Alemania, Francia o Inglaterra y se quedaron igual sin mano de obra.
Esto lo consiguieron los usureros con su incultura.
Como digo en las primeras páginas, después de los Árabes, (moros) ésta comarca fue invadida por las tropas francesas, que arrasaron e incendiaron hasta su total destrucción el pueblo del Gargalo, al norte de Pazos, en donde pasaron a cuchillo a todos los hombres, violaron a las mujeres, arrasándolo todo, solamente se libró la dueña de un hermoso Pazo: Doña María Salgado y su doncella, que desgreñadas y haraposas se untaron con excrementos humanos y se sentaron bajo un árbol ( una higuera) que había en la calle, y debido a su mal olor conservaron sus vidas, a pesar de que sufrieron muchos golpes de los soldados invasores.

También los romanos nos dejaron sus leyes, tales como el derecho romano, que aún está en vigor hoy día, en Francia, Italia, Portugal Grecia y España.
También quiero consignar, que en éste pueblo, toda persona que estorbase a los abusos y maniobras caciquiles, era asesinada como pasó con: D. Vicente Sola, Secretario del Ayuntamiento de Cástrelo del Valle y representante del Diputado D. Luis España Guntín, que apareció muerto, cuando iba en su asno en las cercanías de Caldeliñas, para su trabajo en Castrelo. También con el secretario del Riós, apodado el Fusilique, Fusilaron a Don Lino García Vázquez. A Don Carlos Caamaño, médico, A D. Antonio Álvarez, Ricardo González, Sixto Fariñas y a Don Eloy que era el farmacéutico de Villardevós y a otros muchos vecino, todos ellos personas responsables, ciudadanos ejemplares y honorables.
De los primitivos habitantes de Verín, ya no quedan casi descendientes, tan sólo alguno de ellos, aquellas familias fueron emigrando o no tuvieron descendientes: Acevedo, Zúñiga, Fidalgo, Biezna, Feijóo, Araujo, Taboada, Salgado y algunos otros más.
Sigamos la historia, para los gastos de la Semana Santa, pagaba el Ayuntamiento, sesenta reales de vellón, para el arreglo de las calles y caminos, había un fondo de doscientos cincuenta reales, que pagaba el Sr. Conde de Monterrey, por estar dentro de su jurisdicción y por haber aportado parte de los gastos de la reconstrucción del puente.
El municipio de Verín, lo formaban igual que hoy las aldeas de Abedes, Cabreiroá, Tamagos, Tamaguelos, Mandín, Feces de Cima, Feces de Abajo, Quizanes, Pazos, Tintores, Villamayor, A Rasela, Mourazos y Quiroganes. Entre los pueblos de Tamagos y Mourazos, existe un caserío, denominado A Granxa en donde tenía lugar los juicios de La Santa Inquisición, allí era donde tenia su sede éste Alto Tribunal y en éste recinto se aplicaban los tormentos una vez dictada sentencia, el presidente era Don Domingo Fidalgo, el edificio mayor ostenta sobre el portalón de la entrada, un escudo de armas de dicho funesto Tribunal.
Trataré de describir algunos detalles sobre la zona del Támega por su interés histórico y que merecen ser reflejados.
En el año 1.562 fijó su residencia en el castillo de Monterrey la condesa Vdª. De Don Gaspar de Acevedo, que fundó el convento de los Padres Jesuitas, en el lugar que ocupa hoy el Parador de Turismo, en la parte sur del castillo, en el lugar llamado Xeixo Blanco, a la condesa acompañaban sus tres hijos. Baltasar, Melchor y Gaspar, para que en dicho colegio se educasen y formasen.

Los primeros frailes que vinieron, cercaron el monte, hasta el sitio llamado O penedo blanco (aún se conserva hoy la muralla en buen estado, pero el convento, la iglesia y su famosa imprenta ha desaparecido.
Plantaron a su lado un viñedo y muchos árboles frutales, compraron en la falda del monte, mirando al oeste una viñuela, que estaba junto a él y que se denominaba A cerca por el muro que la cercaba a los cuatro aires, en ella abrieron una mina de agua, por haber observado en el centro de la misma un manantial, trabajaron un trozo de huerta, mas abajo del manantial, en donde tenía legumbres y verduras, para comer la comunidad y los estudiantes internos del colegio.
Tenían la protección del conde hasta el fallecimiento y el de su madre la condesa Dñª. Inés de Velasco Vdª. Del conde Don Gaspar de Acevedo.
El colegio se fundó en 1.555, siendo obispo de Orense Don Francisco Manrique de Lara, que con el conde Don Alonso de Fonseca, pusieron la primera piedra. También fundaron el convento de los padres Franciscanos, siendo el comisario de la orden el padre Don Francisco de Borja, que tenía su residencia en Valladolid, reinado en España el Emperador Carlos V.
El convento de los Jesuitas, se sostenía con las terceras partes de los beneficios de San Salvador de Villaza, San Andrés de Guimarey, San Pedro de Quizanes, Santa María de Tamagos, Santa María de Mandín y San Félix de Pazos. Al principio de la fundación había veintitrés padres y su primer rector fue el padre Don Juan de Valderrábano.
El colegio comenzó con trescientos estudiantes, y con el paso del tiempo llegaron a mil doscientos.
El profesor de gramática era Don Pedro Girón, tesorero del Obispado y Abad de Pentes y tenía un salario anual de diez mil maravedíes.
La iglesia se edificó más tarde gracias al abad de Medeiros, y al fallecer fue el primero que se enterró en ella en el año 1.572, (sólo habían comenzado los cimientos y no del todo)
El segundo en ser enterrado fue el conde Don Alonso de Fonseca y su esposa Dñª. María Pimentel, quedando como condesa en aquel entonces Dñª. Inés de Velasco.
Para edificar iglesia, mejor dicho, para la culminación de la obra, que como digo anteriormente, se había comenzado años atrás, pero se habían agotado los fondos y durante los años 1.590 y 1.591, se juntó de limosnas, mil ducados, a pesara de ser una comarca pobre y la tierra estaba bien apretada.
El Sr. Abad de Riós, donó cincuenta fanegas de centeno. Se puso la primera piedra, el 12 de marzo de 1.590, el día de San Gregorio Magno. Ya había en la Villa de Verín dos conventos, uno Franciscano y otro Mercedario que aún se conserva éste último
Entre los años 1.573 al 1.575, hubo en la comarca un hambre horrible, que como resultado de la misma, se desarrollo una gran peste de la murieron centenares de personal y los médicos no tenían medios, ni sabía curarla, ni la clase de enfermedad que era.
Nadie salía de los pueblos y los muertos eran abandonados en los caminos y calles de las aldeas.
Se dice que apretó tanto el hambre y las enfermedades, que los pobres amanecían muertos en cualquier calle o patio y otros andaban tan flacos y desfigurados, que quebrantaban el corazón de dolor, al verlos de esa forma

Refieren las crónicas de la época, que por aquellas fechas, ninguna madre dejaba salir a sus hijas de casa, ni para oír la Santa Misa, o confesarse, tan sólo una vez al año, para cumplir con el precepto o si se iban a casar.
A unos doscientos metros, al sur del pueblo de Pazos, cuando éste se llamaba San Félix o también Baroncelli, que existía en el año 900 (antes de llegar al río Támega, un pueblo denominado Zacois), la palabra Zacois, seguramente viene derivada del árabe, que significa Zaque refiriéndose a un pequeño odre, que servía para acarrear agua, por lo que en Toledo, se llamaban Zequias a los cauces o brañales por donde corre el agua (hoy se denominan acequias) También significa laguna o sitio de agua, y aquella zona en bastante pantanosa.
Dicho poblado, estaba habitado en aquella fecha, por tan sólo cinco vecinos, de origen mozárabe o nébico, que se llamaban con ya he mencionado Abdella, Habzer, Hordorio, Veremindo y Timiti.
En documentos existentes en La casa del Perú, hablan de otro pueblo o poblado, llamado La Rousia, cerca del pueblo de La Baoullosa, en el ayuntamiento de Baltar, que había sido fundado por D. Rodrigo Fidalgo, que era nieto de D. Ermigio El Fidalgo y de Dñª. Emixia Suárez, sobre el año 1.250, fue destruido por los portugueses, debido a un mal entendimiento sobre unas campanas.
D. Rodrigo era hijo, de otro D. Rodrigo Fidalgo, y fue padre de D. Alonso Fidalgo, Corregidor de Verín en 1.511 su hijo, se llamó como su padre Dn. Alonso Fidalgo, y se casó con Dñª. María Estévez Díaz del Villar y Ramírez de Vegél, fundando el Mayorazgo del Perú y al igual que su padre, también fue Corregidor de Verín el año 1.561 y su nieto lo sería de 1.629 a 1.632.
En cierta ocasión San Rosendo le concedió como Foro la quinta parte del territorio lindante, con la villa de San Félix de Pazos, pero pasado algún tiempo, aquellos cinco vecinos se fueron adueñándose de los terrenos y otros mas del aforado y dieron lugar a que otros vecinos de San Félix de Pazos, elevasen una queja a la Condesa Trundildi propietaria de éstas tierras, la cual consiguió del rey Ramiro II, que enviase previsores de su palacio, los cuales después de tomar declaración, a más de una veintena de vecinos de Pazos.
Otros lugares cercanos, quedaron en la certeza, que aquellos cinco vecinos, se habían apropiado de los terrenos que no les pertenecían, por lo cual dando cuenta al rey de lo ocurrido y del final de su embajada, pidieron al monarca que fuesen castigados.
El poblado aludido, fue más tarde despoblado y desaparecido, motivándolo algunos historiadores e investigadores a una riada en un invierno de la edad media y otros a la peste que asoló la comarca o la invasión de los vándalos. A ciencia cierta, no se conoce el motivo de esa desaparición.
En distintas ocasiones, se hizo referencia al poblado, de una de ellas, cuando pleitearon sobre la división del término, entre los pueblos de Villaza, Albarellos, Queizás y Santa María (Verín) por que éstos pueblos, se intrusaban en la villa de Baroncelli, dando lugar otra vez a que el rey Ramiro II, volviese a enviar emisarios, para que efectuasen las delimitaciones del término, cuyo detalle, acompaño en éstas cuartillas.

DELIMITACIONES DEL TÉRMINO ENTRE VILLAZA, PAZOS Y QUEIZÁS

Con motivo del pleito que se trataba entre los vecinos de Villaza y el Monasterio de San Rosendo de Celanova, sobre los términos del pueblo de Pazos, el licenciado y Corregidor de Monterrey Don Juan G. Taboada Pardo, casado con Dñª. María Fidalgo de Araujo Chaves y Castro de La Casa del Perú, corregidor de la villa de Verín, hizo en 1.697 visita de términos de Verín, con Monterrey y Gondulfes y desde el Xeixo blanco, que divide Albarellos y Villaza, de Pazos, se fueron al marco de la Portela de Liñares, que era una piedra alta y redonda con tres cruces, una en lo alto, otra que miraba para Villaza y la otra para Albarellos.
Este D. Juan, era hijo de otro D. Juan García Taboada, que había sido Corregidor de Verín en el año 1.648, natural de Tamaguelos.

Los padrones con cruces, fueron puestos desde antiguo, en tierras de Verín y Monterrey, como ya hemos visto en el apeo, hecho en el año 1.292 por Don Payo Gómez Charino.
Las cruces aparecen también en los marcos del pórtico de San Rosendo. Uno de estos marcos en el Campo Cerdeiro entre Villaza y San Félix, según una visita de ejes echa en el año 1.633 por un receptor de la Real Chancillería de Valladolid, era una piedra alta con tres cruces.
En el año 950, a instancias de San Rosendo de Celanova y por orden del rey Ramiro II, se hizo la demarcación entre los términos de Pazos, Verín, Atás, con los de Villaza, Albarellos y Queizás en tierras de Verín, por lo que los vecinos se intrusaban en la villa de Baroncelli.
El rey envió nuevamente previsores de su palacio para que fijasen los límites de dichas villas, conforme habían sido demarcadas, señaladas y poseídas por los antiguos.
Los inspectores encuentran primero, un peñasco grande y blanco Saxum magnum et album el xeixo grande y blanco, más abajo dos montones de piedra Duas petrarum congeries entre San Félix y (Rechairo o marco de Liñares), un poco más adelante y después de pasar por dos vallados de tierra ageres terrae un mojón fijado en la carretera, en dirección a Albarellos un marco caído y hacia San Félix, dos columnas, en una de las cuales había una señal de término os dos padrons.
Prosiguiendo mas abajo, por diversos montones de tierra, en dirección a Zacois, encuentra una piedra Arca y seguidamente otra arca también de piedra, que servía de división entre Villaza y Baroncelli. Marcos de lagar de aspa de lago do touro, telleira y de la Lagoa da vaca.
En el siglo XV, había en lugar de aspa, viñas, tojales y sembrados, que se llamaba también, Foxo da áspera.
En el 1.697, robaron el marco los de Villaza, (según se cree, no se puede afirmar). Se reconocieron entonces ruinas y vestigios de casas por muchos pedazos de teja y cimientos que fueron reconocidos por maestros canteros que comprobaron cimientos de las casas y los lagares con sus esquínales.
Después del Lagar da aspa, venía la Lagoa de Forno Telleira y a continuación a Lagoa da Vaca, (llamada así por ahogarse en ella una vaca muchos años atrás).
Todos estos datos y los anteriores constan en los documentos del pleito que a comienzos del siglo XVIII, que entablaron el Monasterio con el concejo de Villaza, suscrito por el Doctor D. Miguel Antonio García Jalón Catedrático de Sexto, en el año 1.714, folio 21.
Encuentra luego una piedra blanquecina o blanquiza, fijada por un mojón y le llamaban marco da Veiga y más adelante otra arca de piedra junto al río Madero o Málage y le llamaban Marco Cerdeira, prosiguieron la busca y a un lado en la orilla derecha del río, hallan un arca de piedra, no lejos del sitio, en que los dos ríos el Támega y Málage se juntan y le llaman marco do monte Lidairo o Ladairo.
Pasan el río Támega junto a Queizás y encuentra un arca de piedra y otra por la parte de Santa María (Verín). Siguiendo en línea recta y después de encontrar varios mojones, dan con una piedra en la que había esculpidos hoyos Bulgarios o buratos y le llaman marco dos buratos; nuevamente atraviesan el río, guiados por las señales , encuentra un arca de tierra y junto a ella otro mojón de piedra petram fictan, desde allí siguiendo los montones de tierra, ya al pie del castro celta, se le muestra otra piedra, con hoyos artificiales bulgarius scultus.

En el castro celta, hallas montones y dos piedra nativas blanquecinas y ven como el muro continúa hacia la cima del monte y aquí concluyen la delimitación de San Félix de Baroncelli, por las referidas señales y por las magnificas arcas y por el camino, los hoyos bulgarius cuadrados y esculpidos en dos piedras nativas.
Atraviesan nuevamente el Támega, siguiendo las señales y los marcos o padrones, hasta que termina la visita de términos, entre San Félix y Santa María. Después los enviados volvieron a Valladolid, para delimitar las actas (textos y documentos J. Ferro Couselo)
Traducido por Don Manuel Fernández-Barja Sánchez de la Casa del Perú.
El 5 de enero de 1.971, convocados varios vecinos para facilitar información, sobre los posibles montes vecinales en mano común del pueblo de Pazos los comparecientes que abajo suscriben:
DON JOSÉ PADRÓN FERNÁNDEZ - Pedaneo
DON ÁNGEL CALVO PÉREZ
DON CAMILO CALVO PÉREZ
DON MANUEL ALBAR NIEVES
DON JOAQUÍN ARAUJO LOSADA
DON LUÍS PADRÓN FERNÁNDEZ

MANIFIESTAN: Que el término de Pazos, al norte de éste pueblo, hubo siempre un monte de aprovechamiento comunal Sierra de San Salvador que fue poseída y aprovechada por todos los vecinos del pueblo, para el pastoreo y roza de matorral.
Cuando fueron delimitados los municipios de Verín y Monterrey, entre los mojones conocidos como Xeixo blanco y Gargalo, quedó éste límite en línea recta, la cual perjudica al monte de Pazos, pues los vecinos, han llegado siempre en su aprovechamiento, más arriba de éstos puntos, hasta la línea poligonal, por la que trazó una gavia el Patrimonio Forestal del Estado, cuando repobló éste monte; los nombramientos de los codos o mojones, que forman ésta gavia, se especifican en los linderos que se dan por éste monte, según el criterio de los mencionados vecinos de Pazos.

Alto de San Salvador Coyos Blancos
O marco
Reguera dos Colmeares Xeixo Blanco

Penedo Gordo Cortiñas

Columna Gargalo

(La firma de los testigos y la mía, que también era testigo)

Hoy es raro encontrar en las aldeas y pequeñas villas, documentos que nos den una idea clara de su vida y costumbres, en épocas remotas, por que las antiguas coronas, las casas rectorales y oficinas de administrativas, unas por su incultura y otras por lucro, vendieron como papel viejo, lo que pudiéramos calificar de Tesoro, ya que en ellos se reflejaba, todo lo concerniente a la historia de un pueblo.
Hace unos treinta años, presencié como un camión y delante de unas oficinas, se cargaba un archivo de documentos antiguos, ante la actitud pasiva del que por obligación, debía ser el más fiel y obligado custodio.
Conservo un antiguo libro referente a la historia de Galicia, que empieza en la página 167 y termina en la 1.018. Cuándo me lo regaló un vecino de un pueblo del municipio de Monterrey, le pregunté ¿Quien había arrancado las hojas que faltaban? Que cuando a una vecina le hacia falta papel para encender el brasero, le arrancaba las hojas a los libros que había en casa, la cual había sido años antes morada de un clérigo.

Hoy por casualidad llegó a mis manos, un precioso y bien conservado documento del año 1.753, que contiene datos inéditos, muy interesantes y quiero que salgan a la luz, para que sean conocidos por los aficionados a la historia de los pueblos de los siglos pasados y son referentes a la villa de Verín, (en dicho documento figura varias veces el nombre de Verín con B) y trataré en extracto reflejar los datos más sobresalientes.
Además de dar a conocer los nombres que anteriormente he mencionado del Cura Párroco Don Juan Pontilla, que era monje del convento de San Benito de la villa de San Félix de Pazos, como también de los cuatro sacerdotes que le acompañaban en sus menesteres.
Los escribanos eran Don Cecilio Norfi del Valle, Don Pedro Manuel Delafuente. El procurador general Don Rosendo Álvarez. El corregidor Perpetuo Don José Sotillo. El Mayor domo perpetuo Don Pedro Pérez y los peritos de Su Majestad Don Lucas Foubelo, casado con Dñª. Josefa González en 1.748 y su hija Dñª Bernarda Foubelo, se casó en Monterrey, con D. Pedro Fidalgo, militar en Monterrey de La Casa del Perú.
También eran peritos de Su Majestad Don Andrés Rodríguez.- Don Domingo García. Don José Pérez Sereijales y el alguacil Mayor era Don Pedro Gómez.
La población y partido era de dominio y jurisdicción de Conde de Monterrey, que era quien nombraba el corregidor de la villa
La villa estaba rodeada de sólida y fuerte muralla, que ocupaba en su circunferencia 2.750 m. Tenía cuatro lados iguales de 685 m. lineales, se podía andar sobre ella, tenia cuatro garitos y varias torres, con mirillas para su vigilancia con el exterior, por la cara este, tenía más de una puerta (aún se llaman hoy Puertas de Madrid y muralla).
Sólo se conserva un trozo, de unos 10 metros en su cara oeste, paralela a l río, a unos 100 pasos del actual puente, al lado del matadero municipal.
Un hombre a buen paso, podía circundarla en tres cuartos de hora, sobre el muro ya que la anchura del mismo era sobre 1,50 m
El cacique de turno, la mandó derribar, para vender la piedra, para cercar fincas y empedrar calles y plazas; esto nos da idea de la incultura de algunos regidores de aquel tiempo, sabiendo que todos los montes que nos rodean, tienen estupendas canteras de piedra de granito.
El municipio linda con Oimbra y con Portugal en su parte sur, con Riós y Villardevós en su parte éste, con Cástrelo del Valle en su parte norte y por el oeste con Monterrey.
Había dos molinos sobre el río Támega, uno del Marqués de Santa Cruz, el de La Pedreira en el camino de La Pousa y otro en la parte oeste, camino de San Félix de Pazos, propiedad del Priorato del mismo nombre. Ambos molinos tenían tres ruedas moledoras y daban una utilidad diaria de 36 ferrados, en cada rueda.
La población se componía de 124 vecinos con casa propia, no habiendo ninguna deshabitada, tan solo corrales para el ganado.
Había un campo común de 30 ferrados, llamado Perguiza o Veiga y el rey Don Felipe IV tenía dos prados de robles nuevos, en la ladera de dentro de 20 ferrados y otra plantación en la ladera de fuera también de robles nuevos de 15 ferrados.
Se cobraban alcabalas, que se le habían comprado al rey Don Felipe IV en 1.628, en un precio de Tres millones ochocientas diecinueve mil cuatrocientos noventa y cinco (3.819.495) reales de vellón y que los traía en arriendo el Sr. Cura párroco de San Mamed de Sarga en el partido de Celanova.

Los sueldos son los siguientes:
El Sr. Corregidor: 100 reales de vellón

Los escribanos de número: 100 reales de vellón cada uno
El Sr. Procurador General: 240 reales de vellón
El Alguacil Mayor: 44 reales
El sacristán: 44 reales

Se ayuda con treinta reales para la festividad de Nuestra Srª. de La Estrella, el día de la Resurrección. Con 50 reales al predicador de la fiesta de La Soledad. Con 60 reales, a la festividad de Semana Santa. Con 200 reales a las obras de necesidad y otros.
Tenía en aquella fecha 1.753 el puente siete ojos o arcos y había que pagar portazgo y pontazgo, por cada caballería con freno, que pasase por el mismo, cuatro reales de vellón y lo mismo por cada animal mayor.
Había 21 artesanos de oficio, tales como canteros, herreros, barberos, sombrereros, alquiladores de bestias, albarderos, carpinteros y otros. Dándose en el caso de que a veces cada artesano, tenía más de un oficio, dos tenderos de paños y dos de especias.
Se cobra un impuesto especial, sobre el aceite, las velas y el vinagre. Se habían establecido muchos impuestos, tales como: Diezmos, primicias y votos de la siguiente forma:
Los derechos de impuestos sobre lasa tierras, en los diezmos de los granos que se cosechaban, cuyo diezmo se paga de cada Diez Uno, como igualmente en las menudencias, también está impuesta la primacía que el Priorato de San Félix de Pazos y el obispado, al uno y otro en ésta forma.
El Priorato en honor de San Benito, los diezmos del grano y de menudencias juntamente con el obispado y al Arcediano de Baroncelli.
En ésta comarca lleva el Priorato las tres cuartas partes de todo diezmo y la otra cuarta parte el obispado de Orense.
De los bienes espiritualizados que poseen los eclesiásticos, lleva el mismo Priorato los tres octavos, de todos los diezmos y la otra octava parte el obispado de Orense. Y los cuatro octavos restantes el arcediano de Barroncelli.
La fábrica parroquial, de ésta villa, percibe de cada vecino un ferrado de centeno, por razón de primicia y el Santo Apóstol de Santiago, por razón de voto de paga y en su nombre a la mesa capitular de Santiago, cada vecino que tenía una yunta de bueyes o de vacas, dos ferrados y medio de centeno y el que tenía media yunta la mitad, a excepción de los que son del Estado Noble, que éstos pagan solamente un ferrado de centeno, labren o no con más de una yunta.
El total de lo que pagaban, venía siendo un año con otro, alrededor de 50 ferrados de trigo, 30 de centeno, 10 de maíz, 10 de castañas, 20 moyos de vino (cada moyo era 8 cántaros de 16 litros) 24 haces de lino, 24 corderos, lana, pollos, nabos y cerdos y 30 reales de vellón de todo lo cual lleva el priorato de San Félix las tres cuartas partes y también de las menudencias, la otra cuarta parte el obispado de Orense.
Los diezmos de los bienes espirituales de los eclesiásticos, ascienden tos ellos a 10 ferrados de trigo, 6 de maíz, 3 de centeno, 6 moyos de vino, de lino, castañas, corderos que van al priorato de Pazos los tres octavos y la octava parte al obispado, los cuatro octavos restantes el arcediano de Barroncelli y la primacía que percibe la parroquia, asciende a 40 ferrados de centeno y a 50 el voto de Santiago Apóstol.
El jornal de un bracero, era de dos reales de vellón por día de sol a sol y había treinta pobres de solemnidad. El convento de la Merced, tenía en aquel entonces, un padre superior, veintinueve frailes y un lego.

En el priorato de San Félix, había cuatro presbíteros de la orden de San Benito, que se llamaban: Don Francisco Pardo, Don Gregorio Justo, Don José Sanmartín y Don Salvador Fernández.
La medida de tierras, es la tega o ferrado y cada cuatro cuartos una maquila, que hacen un total por ferrado de 24 maquilas y son 30 varas castellanas o de 120 metros y es lo que ocupa un ferrado de suelo sembrado con 20 maquilas de trigo, dos de maíz y una tega y media de linaza
Los precios de los productos eran los siguientes:
Un ferrado de trigo vale 5 reales
Un ferrado de centeno, vale 3 reales
Una cuarta de tocino, vale 3 reales de vellón
Un ferrado de maíz vale 4 reales
Un haz de linaza, vale 4 reales de vellón
Un buey vale 16 reales
Un ferrado de castañas vale 2 reales
Un carnero vale 10 reales
Un cordero vale 4 reales
Un cabrito vale 5 reales
Una cerda, vale 8 reales,
Una gallina 3 reales
Una libra de lana vale un real
Un cuartillo de manteca, vale 3 reales
Una libra de miel vale, 2 reales
Una libra de cera, vale 6 reales
Un pollo vale, medio real

LA CASA DEL GARGALO DE SAN FELIX DE PAZOS
Doña María Salgado y Sotelo, señora del Gargalo y propietaria de la casa de Villariño, feligresía de Santa Cristina de Montelongo en el Ayuntamiento de Lobera, partido judicial de Bande, descendiente legitima de la casa del Gargalo casada con Don Payo Prieto de Mugueimes, que tuvieron un hijo Don Gabriel Prieto de Mugueimes y Salgado, casado con Doña Aldorza Vello y Araujo, que era hija de Don Gonzalo Vello y Araujo, descendiente de la Casa del Perú. Información hecha por Don Ventura de Araujo, nieto de Dñª. Aldorza. ( documento fechado en 1.687)

FRAGMENTOS HISTÓRICOS
Las tierras de Queizás su iglesia dedicada a San Pedro, fueron donadas por San Fernando a la mitra de Orense, y que juntamente con Gondulfes, había sido cedida por Alfonso VII y por Fernando de León (siglo X) En querella contra el corregidor de Monterrey, por querer meter bienes del lugar de Mixós en el año 1.579, se señaló con cruces en la peña de Mixós, antes de los castelos o castelo de Zuellas, que estaba antes de la ermita de San Salvador de Uceira.
En el valle de Támega y montañas circundantes, había enormes rebaños de bueyes, cerdos y otros animales cuando alguno pasaba de la demarcación de su lugar a la del otro, se cobraba un cerdo, por cada cinco del rebaño y por cada cabeza menor 16 maravedíes y por cada buey, caballo o mular, 4 reales.
Se refiere en el pleito sostenido entre los vecinos de Villaza y el convento de Celanova, ya que los vecinos de Villaza, habían robado los mojones de la separación del término de la Lagoa da Vaca y la Lagoa da Veiga y echaron el primero en un pozo junto al puente de Villaza, con mil carros de piedra encima y el otro mojón estuvo enterrado algunos años y después fue puesto para sostener una parra de la casa de Agustín Nieto, de Villaza, procurador e instigador principal del pleito.
Año 410. - Alarico rey de los godos, entró en Roma con sus tropas, haciendo muchas matanzas y saqueos.

Placida, hija de Teodosio y hermana del emperador Honorio, fue hecha prisionera, en la misma ciudad de Roma. Muere Alarico y le sucede en el trono Ataulfo.
Los bárbaros hacen su entrada, en la península Hispánica, fueron implacables, con sus matanzas, robos e incendios, fueron asolando todo lo que encontraban a su paso, dejándolo todo aniquilado.
La peste comienza a hacer sus estragos en Hispania, mientras los bárbaros se entregan en bacanales y lo asolan todo, la epidemia hace su aparición, funesta y desoladora, lo que viene a terminar de arruinar a Galicia y al norte de Portugal, que ya sufre devastaciones de los invasores, que llevan sus riquezas y cuanto pueden encontrar y hacen que sus habitantes sufran el peso de las terribles legiones de Frumario.
El hambre se hace tan agobiadora, que la carne humana, es devorada por humana gente, hasta las mismas madres matan y comen el cuerpo de sus mismos hijos, para saciar el hambre.
Los animales salvajes y feroces, acostumbrados a los cadáveres de los muertos por flechas y lanzas y por la peste, matan a los hombres, aún los más fuertes alimentados con su carne, se entregaron al exterminio del género humano, por las cuatro plagas: Guerra, hambre, peste y las fieras, parece que se cumple el anuncio del Señor con sus avisos, por medio de los antiguos profetas.
Año 411 . - Los vándalos ocupan Galicia, los Suevos por el oeste, los alanos en Lusitania y los vándalos en la Bética, haciendo esclavos a los pocos habitantes que quedan con vida.

Año 462. - El rey Frumario, invade las tierras del alto Támega y tierras de Aquae Flavie (Chaves), llegando hasta la ciudad de braga a donde lleva prisionero al obispo Idacio, apresado dentro del templo de la ciudad.
Al mismo tiempo que acontecen estos hechos Regismundo arrasa a varios pueblos de la provincia de Orense, a su paso hasta la ciudad de Lugo, la cual asola e incendia, iglesias y conventos.
Encontrados Frumario y Remismundo se declara un conflicto, por el poder real. Después de tres meses de cautiverio, el obispo Idacio logra evadirse de Braga y vuelve para refugiarse en Chaves.
En el mes de junio, en Galicia, muchas ciudades son destruidas por el fuego causado por descargas eléctricas de los rayos tormentosos.
Rebaños de ovejas son quemados por el fuego del cielo y sus carnes son despedazadas por las fieras salvajes. Lluvias torrenciales caen del cielo.
Mueren dos adolescentes ligados entre sí desde su nacimiento.
Entre los Galaicos y los Suevos hay terribles combates y miles de muertos en ambos lados.
Año 465. - Muere el rey Frumario y se corona rey a sí mismo Remismundo, que cruelmente somete a todos los Suevos a su autoridad real. Remismundo quiere concertar la paz, para ello, envía emisarios a Teodorico y en prueba de su amistad le regala armas y le manda también una mujer que tenía con él.
Los Suevos procedentes del norte de Galicia, entran a traición en Coimbra y siembran el terror, demostrando su fuerza, especialmente en mujeres y niños.
Los godos, con igual ferocidad, que los vándalos, invaden Astorga y lo arrasan todo, llegando principalmente por los valles y también llegan a Chaves.
En las regiones cercanas al río Miño, en el municipio de San Cibrao de Las, abaixo do castro, capturaron en el río cuatro peces, extraordinarios en el aspecto y la forma. Estaban marcados con letras griegas, hebraicas y latinas y también con números que formaban el 365 y otros prodigios sucedieron tales como, también cerca de éste casto, bajó del cielo una especie de semillas muy amargas y en forma de granos verdes.
Estas y otras noticias las manifestó el obispo Idacio, testigo de las invasiones de los suevos y vándalos por tierras de Galicia y del norte de Portugal.
Cita en la misma muchos pueblos, pero a pesar de ocurrir en ésta comarca, muchos de los sucesos, no aparece el nombre de Verín, tan sólo se nombran el alto y bajo Támega. Quiero hacer algunos comentarios relacionados con la llegada de las legiones romanas a Galicia. Los ejércitos de Roma, que tan apresuradamente invadieron las Galias, encontraron una fuerte y valiente defensa de su Terruño en la comarca del alto Támega, desde sus serranías circundantes a los fértiles terrenos del valle del Támega, que dieron muchos disgustos a los invasores, toda vez que éstos rústicos campesinos eran sumisos y no luchadores.
Cercaban los poblados amurallados y como sus habitantes a pesar de estar mal alimentados y peor vestidos, no se entregaban, terminaban por ofrecerles, oro, ropas y alimentos, como también toda clase de útiles y armamentos, tales como: Arcos, flechas, lanzas etc.
Pero los invadidos, les contestaban: Nuestros abuelos, nos dejaron el coraje para luchar y la libertad para vivir y ésta herencia no la vendemos, ni por todo el oro que Roma pueda tener y así aquellos ambiciosos generales, se veían obligados a levantar el cerco y retirarse, no sin antes quemar y asolar los poblados que no estaban amurallados, como también las cosechas de los campos de cultivo.
Roma era a pesar de ello, la fuerza bruta, con sus legiones bien organizadas y adiestradas en la lucha. Aquí en ésta comarca, solamente nuestro valiente Viriato hizo muchas veces retroceder a las legiones, que parecían invencibles y retirarse hacia el oeste, a donde también llegaba nuestro aguerrido pastor.

Que simulando una retirada se adentraba en la provincia de Tras os Montes y aparecía en la retaguardia de los romanos, en las zonas de Salvatierra y de Bayona en las comarcas pontevedresas.
Todo no fue felicidad en sus victorias para los galaicos, pues al ser asesinado Viriato, Galicia tuvo que someterse también, al inmenso poder de la Legio Séptima Gemmina, a la que por sus victorias, llegaron a llamarla Séptima Legio Gemmina Félix (feliz).
Hasta la muerte de Viriato, los habitantes galaicos, que no tenían defensa de murallas, vivían en sus escarpadas montañas, en donde el invasor, se veía reducido por la lluvia de pedruscos y peñascos que le lanzaban desde las crestas montañosas, los que hasta entonces habían sido pacíficos labradores y pastores de ovejas.
Cuentan las tradiciones que cuando la VII legión entró en el valle del Támega, les dio la sensación de una entrada triunfal en el paraíso, ya que cansados de recorrer las tierras castellanas y las escarpadas montañas leonesas, esto le pareció la puerta del paraíso.
En las orillas del Támega fijaron su residencia por mucho tiempo para descansar, suponiéndose que su cuartel general estaba entre los pueblos de Mourazos y Tamagos, ya que en ésta zona se encontró no hace mucho, una estatua romana de mármol, que fue llevada al museo de Orense.
Por temor a ser sorprendidos por los enemigos, se fueron esparciendo por las pequeñas alturas y aprovechando las fortificaciones y los antiguos castros celtas, que tanto abundan y les servían de avanzadilla
No es aventurado pensar, que al mismo tiempo construyeron el puente entre San Lázaro y Santa María (Verín) y rodearon el pueblo existente con una muralla de la que como digo, se conservan sobre 10 metros junto al río y el matadero
De lo que sí hay datos fehacientes, es que fue invadida ésta comarca, por la VII legión, fue levantado el puente de Chaves, por los 10 poblados de la comarca: Los Aquiflavienses Aobriguenses, Bíbalos, Celerinos, Equesios, Interammicos, Límicos, Neviosocios, Querquernos y Tamaganos.
Los lusitanos, nos dan una lección de historia, al conservar las columnas milenarias, que adornan el puente, en tanto que los Tamaganos, permiten que otras columnas similares, se hallen sirviendo de sostén a escaleras, leñeras y cercas.
Chaves conserva intacta sus murallas mientras que Verín las derribó para pavimentar, calles, plazas y construir en el pueblo de Vilela un muro, esto da fe de la incultura de sus gobernantes.
Durante la permanencia de las tropas romanas en el valle, descubrieron, manantiales mineromedicinales como Sousas y Fontenova, ya que al hacer obras en los manantiales a principio de éste siglo, se encontraron monedas y restos de vasijas de cerámica romana, en éste último.

También estuvieron en las aguas termales de Caldeliñas, Las Caldas de Chaves, Caldelas de Tui, Caldas de Reyes, Baños de Molgas, Las Burgas de Orense, sin olvidar Guitiriz y otras muchas por toda Galicia. Su principal promotor fue el emperador Flavio Vespasiano, de la que la ciudad de Chaves tomó su nombre en aquel entonces.
Explotaron las minas de Arcucelus, Villardeciervos y Laza. El puente de Verín, parece posible que fuera construido en tiempos del emperador Trajano, oriundo de Hispania y que servía de paso, para el acarreo del mineral de las minas de Arcucelus y Laza, para ser llevado a Roma por la calzada principal que partía en Astorga.
Según algún historiador, la fecha de la construcción del puente primitivo, fue en el año 79 antes de Cristo. Antes de su construcción, había unas barcazas, para el paso de personas y animales.
En el de Chaves y en una de sus columnas se lee en latín, traducido al castellano dice así: Siendo emperador, Cesar Nerva Trajano Augusto Germánico, Dacico Pontífice Máximo de Poder Tribimicio, Cónsul cinco veces, padre de la patria, los Aquiflavienses hicieron a su costa este puente de piedra.
Éstos puentes sirvieron de paso más adelante a las invasiones bárbaras, a los suevos y alanos, para que conquistaran Galicia y Portugal y el definitivo asentamiento de la monarquía sueva, al frente de las cuales, estaba el rey Frumario y más tarde, pasó a mandarlas hermano Remismundo.
Luego pasaron los godos, hasta la llegada de las tropas de Almanzor, que llegaron hasta Santiago de Compostela, de donde llevó a hombros de los cristianos, las campanas de la catedral hasta la ciudad de Sevilla.
Definitivamente fueron expulsados de la comarca en el siglo IX.
No hubo tranquilidad para sus moradores, por que al poco tiempo de quedar libres de sus invasores, las tropas del rey Alfonso IX de León, asentó definitivamente sus campamentos en ésta comarca cuando lo llevó camino de Chaves, con el fin atacar las defensas del rey portugués Alfonso II, que se había hecho fuerte en esa villa y amparado por sus gruesos muros.
Estos combates duraron bastante tiempo, hasta ser tomado el fuerte de Chaves, que casi estuvo veinte años en poder de los reyes leoneses, años mas tarde, Fernando III, la devolvió al rey de Portugal Alfonso II, firmando la paz, por el tratado de Sabugal, al mismo tiempo que Portugal se hace independiente en el año 1.668.
Ésta restitución fue debida a que el rey de Portugal ayudó a Fernando III, en la guerra contra los moros, también en éste mismo documento se hace mención de un hecho de armas de los que fueron protagonistas, unos antepasados de La Casa del Perú, en Verín, los hermanos Rui y García de Chaves, residentes en el pueblo de Soutelo, donde tienen su casa solariega con su escudo cerca de Chaves y de ellos se dice en unos versos, que no hace mucho estaban gravados en la iglesia catedral de Chaves:

Os dous irmaos con as quinas
sen rey tomaron a Chaves
donde en roxo cristalinas
lles foy dado por insignias
en seu escudo cinco chaves

Antes de la invasión romana, todos los pueblos de origen celta, hablaban la lengua indoeuropea, por estar próximos a Portugal, según dice Oliver de Assin en De germenischen Ortsnamen in Spanien und Portugal.

Año 443 Las tropas romanas, a las órdenes de Asturio, procedentes de Astorga, invaden la provincia de Orense, del reino de Galicia, sembrando a su paso, el terror, pero al llegar de las tierras del bajo Támega, sus tropas tuvieron el primer descalabro, ya que los habitantes de la zona, parapetados, en las crestas rocosas de las montañas, hicieron en el invasor centenares de muertos.
Pasada la primer, sorpresa Asturio, inició la retirada en dirección a Orense, pero no contaba, conque los galaicos, parapetados cerca de Porquera y Sandiás y más tarde en Allariz, volvieron a poner en fuga al atrevido enemigo, que ya había sido puesto en fuga en tierras de Viana del Bollo.
Estos al verse acosados, por varios puntos, se vieron obligados a retirarse en dirección oeste, haciéndose fuertes en las montañas de Fontelabreus y Boborás.
Quedando varios meses en aquellas tierras, donde construyeron algunos refugios para pasar el invierno y esperando refuerzos procedentes de Extremadura y la Bética para poder continuar su expansión hacia el oeste de la península Ibérica.
En tanto no llegaban los refuerzos, hacían continuos ataques sorpresa, a las poblaciones y comarcas cercanas, apropiándose de ganados y alimentos, como también cuanto encontraban a su paso, regresando a sus atrincheramientos, o bien a los poblados que habían construido con fortificaciones
Una vez llegados los refuerzos esperados, tras ligeras escaramuzas siguieron su paso hacia la parte oeste de Galicia, con el fin evitar sorpresas y proteger su retaguardia, tuvieron que dejar en aquella comarca, tanto tiempo ocupada, un fuerte contingente de aguerridas tropas, mandadas por Asturio, que pasado algún tiempo, recibió de Roma el nombramiento de cónsul.
Como éstos invasores romanos, según se hace mención, edificaron poblados, es casi seguro, que el pueblo de Astureses, cerca de Carballino, fuese uno de los poblados construidos. Su preciosa iglesia de estilo románico, nos da fiel noticia de que los guerreros a las órdenes de Asturio, fueron sus constructores o promotores.
En el año 754 los árabes del invasor Abdulaziz, asolan la ciudad de Orense, capital Áurea y en el año 793, él ejercito musulmán al mando de Abdulmalek, la volvió invadir y al año siguiente en el 794 Don Alfonso II, que era de hijo de Ordoño I, la reconquistó y restauró. Años más tarde en el 970 ésta comarca vuelve ser asolada por Almanzor, poco después, los normandos la saquean

También sabemos que por el año 1.560, lo ingleses, llevaban el vino blanco, clarete y tinto de las zonas de Valdeorras, Quiroga, Falcoeiras, Riguián, Riberas del Bibey y del Valle de Monterrey y que daban más valor al vino de Ribadavia, por concurrir en él las cuatro virtudes: Vigor, olor, color y sabor.
En el año 1.804 la cantidad aproximada en arrobas fue de: Tres millones doscientas mil.-(3.200.000). El obispo Idacio en su Crónico, de tanto valor histórico, nos detalla, los sufrimientos de los habitantes, de tantas y tantas aldeas y lugares arrasados, por las continuas invasiones, procedentes del norte y del sur.
Prueba de ello, son los incontables castros celtas, levantados para la defensa, nos dejaron nuestros valientes y sufridos antepasados y que hoy al ser explorados algunos de ellos, nos muestran la fortaleza de sus murallas y el acertado emplazamiento geográfico, cono atalaya y defensa.
Uno de los mas acertados por su emplazamiento el de San Ciprian de Las, en donde se efectuaron, excavaciones pero dado a su extensión y a la lentitud de los trabajos, se tardarán muchos años en descubrir la longitud y totalidad de las murallas y fortificaciones, a este recinto amurallado, lo denominan y es conocido en toda aquella comarca como A Cidade.
También el historiador Lafuente, (lib. I, V pág. 376) dice que ya en aquel entonces, Medeiros, pueblo cercano a Verín, del Ayuntamiento de Cualedro, tenía recinto amurallado y le llamaban Forum Equarorum.
Éste libro ha sido escrito por Manuel Fernández-Barja Sánchez. La Casa del Perú- Verín -(Orense) 4 de abril de 1.984

LA TRISCA O FIADEIRO

NOTAS HISTÓRICAS
Estos apuntes sobre la historia del Valle de Monterrey, de la comarca del Alto Támega, recopilados durante más de cincuenta años, por que ahora los expone, se deben en gran parte, a ilustres investigadores gallegos y portugueses y también por el francés Alayn Tranuy y sobre todo, por aquel incansable historiador “Idacio”, obispo de Chaves (Portugal), nacido en la comarca de la Limia, en “Civitas Lemicarum”, que estaba situada al sur-este del lugar que hoy ocupa la Villa de Ginzo de Limia, en la provincia de Orense.
El mencionado obispo Idacio, por ser testigo presencial, en el año 466, de la invasión de los Bárbaros, Alanos, Suevos y Vándalos, nos refiere los hechos tan sangrientos, con tal precisión, maestría y claridad, sobre la invasión en el valle del Támega y del norte de Portugal, llevados a cabo, cuando al mando del rey Frumario hicieron acto de presencia, que al leerlas tiembla la mano del que escribe este relato. Uno de los hechos es el siguiente: Año 410. - Capitulo XVI, apartado 48.
Al mismo tiempo que en toda España, las hordas bárbaras se entregan a bacanales, una epidemia de cólera hace devastaciones horribles entre sus habitantes que faltos de víveres por el constante saqueo excesivas gabelas del invasor, que se llevaba frutos, ganados y granos, sufren un hambre terrible y tremendos sufrimientos, que en momentos dramáticos llega al extremo, que la carne humana, llega a ser devorada por los habitantes, dándose el caso, que incluso muchas madres matan a sus hijos pequeños, para comer su carne cocida, sin mirar que ellas los habían parido.
Los animales salvajes son tan abundantes, que acostumbrados a comer los cadáveres de los habitantes que han sido abatidos, por el hierro, por el hambre y por la peste, se acercan a los poblados para atacar a los habitantes, que no tienen fuerza para defenderse, dando la sensación, de que es el exterminio del género humano.
Muchos de los relatos que expongo a continuación, fueron recogidos con perseverancia, muchas horas y días de caminar por lugares, aldeas y caseríos, en mi deambular como cazador y pescador, en noches de “Fiadeiro y Trisca”, escuchando a viejos, en las cocinas, cuando contaban lo que habían oído relatar a sus antepasados, en las largas noches de invierno, cuyos hechos daban por ciertos, por que así se lo habían asegurado sus mayores, ya que habían pasado de generación en generación.
Algunas de estas historias, a veces, y sobre todo los nombres y fechas, se distanciaban algo de la realidad, pero tenían una base cierta.
A su tiempo, contaré una, que según la anciana que me lo contó, le había sucedido a l rey Fungario, y muchos años después, pude comprobar que la historia era cierta, pero que se refería al rey Frumario, como decía la anciana de Montevoloso.
Cité la palabra Fiadeiro y como el que no sea gallego, no sabe su significado, voy a tratar someramente de aclararlo.
En las largas y frías noches del crudo invierno, que visita las montañas gallegas, las familias y amigos, se reúnen en una determinada vivienda, que goce de ciertas comodidades, para albergue, a veces veinte o más personas, en su mayor parte ancianos, ya que los jóvenes por regla general se reúnen en otras dependencias, para formar una diversión denominada Trisca.
En la dependencia de los mayores, suele ser una cocina, en su parte central, que tiene una gran losa de pizarra o de granito, que se llama “Lareira”, en cuyo centro arde una hoguera, formada por torgos (raíces de uces y brezo. o de roble y a los costados del fuego están situados bancos de madera con respaldo que se denominan “Escanos” el cual sirve también de mesa para comer, ya que estos escanos llevas adosado a ambos lados una especie de brazos que pasan por encima de la cabeza una vez sentada la persona, una tabla que hace de mesa y que apoyada en los dos lados del asiento.
El fuego, se enciende a primeros de año o el día de Navidad y ya no se apaga en todo el año. Por la noche al acostarse, se cubre con rescoldo y ceniza las brasas y al día siguiente se descubren poniendo leña encima y se vuelve a encender y así se hace todo el año y durante muchos años.
Dicen los ancianos que si se deja morir el fuego o se apaga con agua, que los dueños de esa casa caerán en desgracia y le pueden suceder algo malo, la muerte, un accidente y que éstos males también pueden pasar a los animales, que posean los moradores de ésta vivienda.
Sólo se apaga el fuego, cuando los dueños tengan que ausentarse varios días de casa. Por esta razón, tiene gran cuidado de que el fuego no se apague, y dejan la mayor parte de los días un gran leño con brasas, que tapan con rescoldo y cenizas, durante la noche para destapar al día siguiente y con unas pajas encienden la nueva llama.
Los escanos, para que sean más cómodos, están forrados con pieles de ovejas o cordero y así se hacen más calientes.
Encima de este fuego o fogata, a la que le se está metiendo leña en cantidad sin dejarla consumir, pende una gran cadena de fuertes eslabones, llamada a “Garamalleira”, de la que en su garfio final, llamado “Garabito” cuelga una gran caldera de cobre, en la que cuecen, nabos, remolachas, patatas, castañas y verduras, para alimentar a los animales que poseen, y principalmente para los cerdos de ceba, que sacrifican en Navidad o reyes y que con su carne una vez salada, sirve para el alimento de la familia, con sus sabrosos chorizos, morcillas, androllas, sin olvidarse de sus riquísimos jamones y lacones, que tanto aprecio tienen en toda la comarca, pero además de los alimentos reseñados, para la ceba, diariamente le suministran, piensos de, maíz, troceado o molido como harina.
El cerdo, es todo aprovechable, ya que también sus menudencias, tales como las orejas, pezuñas, rabo, cachucha etc. Son el complemento de un buen cocido gallego.
Cuando sacan del fuego, la caldera, colocan otro artilugio, hecho de zinc o de latón y con forma cilíndrica y que su base está hecha de tiras, metálicas para que pase el fuego a través de sus espacios y sirve para asar las castañas “ El Tixolo o Tixola” una vez asadas las castañas, acompañas de unos tragos del chispeante vino de la montaña, o con mas cuerpo, del valle de Monterrey, y así pasan las veladas, salpicadas de historias, Chascaremos, referentes a brujas, meigas, aparecidos, bandidos y hechos sucedidos en la comarca y que ya contaban sus antepasados y que se fueron transmitiendo de padres a hijos y así durante muchas generaciones, cientos de años.
Como los contertulios, ya llegan a las reuniones después de haber cenado en sus casas y atendido el ganado al llegar del campo, éstas tertulias los sábados se prolongan, hasta altas horas de la madrugada, ya que al día siguiente por ser festivo no tienen que madrugar, ya que para oír misa se levantan algo tarde, pues el cura como viene de otras parroquias viene a misar tarde sobre lasa doce de la mañana.
Los demás días de la semana la reunión sólo dura hasta la media noche, pues al día siguiente tiene que trabajar y por eso madrugan.
En las reuniones se habla de política, entablándose con frecuencia, acaloradas discusiones, por existir casi siempre dos bandos, los del cacique y los de la contra, los dolidos, los que sufren, los trallazos del señor feudal, cuyos tentáculos, llegan hasta los lugares y caseríos más apartados, para llevarse lo que con sudor fueron adquiriendo los sufridos campesinos, que de sol a sol, y sin apenas descanso con escasa comida les sacan a la ingrata tierra que los vio nacer. Pero de estas discusiones, como suele decirse “no llega la sangre al río”..
A esta pobre gente, en lugar de cobrarles la contribución e impuestos, habría que pagarles por vivir en tan apartados lugares, lejos de la civilización, sin escuelas, medico, sin farmacia, sin carreteras, sin teléfono y sin centros de diversión, teniendo que valerse de senderos y caminos pedregosos y angostos, para poder llegar a la villa que dista muchas veces mas de veinte kilómetros, para adquirir ropas, utensilios de primera necesidad.
Una de estas noches la señora María la “Caldeirona” anciana de más de ochenta años, pero muy parlanchina y simpática, en su cocina del pueblo de Montevoloso (que antiguamente se llamaba Monte del Oso), sin duda por haber en sus cercanías alguna guarida o cueva de dichas fieras), me contaba lo siguiente: Cuando ella tenia diez o doce años, sus padres la mandaron con el ganado, un rebaño de ovejas y cabras al monte, desde que salía el sol hasta que se ocultaba, el rebaño se componía de unas 100 ovejas y unas 12 cabras y siempre iba con ella un buen perro mastín, ya que abundaban en aquellos montes lobos.
Me explicaba que tenían pocas cabras, por que hacían daño a los arboles y a las huertas, pues les comían la piel a los arboles y se secaban. Además de las cabras obtenían una docena de cabritos para matar en noche buena, fin de año o reyes y también para la fiesta del santo patrón del pueblo que era San Antonio, también guardaban alguno para la recolección del trigo y la maja, pues todos los del pueblo se ayudan unos a otros en estas labores, esta es una costumbre en aquellas aldeas.
Me contaba que las ovejas, son más útiles al campesino, por que además de dar dos crías al año cada una, le suministran en la primavera la lana, que una vez hilada en los “Fiadeiros”, les sirve para hacer ropas de abrigo, tales como: Toquillas, mantones, capas, medias refajos que tan necesarios son para abrigarse en los días de invierno con fuertes nevadas que los visitan durante muchos meses al año.
Me aparté por un momento de mi historia, que hice para aclarar algunos conceptos, que una vez narrados volveremos atrás
Nos explicó que una tarde, estando bastante lejos del pueblo, por tener allí mejor pasto las ovejas, comenzó a oscurecerse el sol y se hizo de noche más pronto que otras veces y al mismo tiempo la tierra comenzó a temblar, bajo sus pies y sentía unos ruidos extraños y por si esto fuese poco, comenzó a nevar y a soplar un fuerte viento, que la hizo caer al suelo y con la ventisca no encontraba el camino para regresar al pueblo.
El miedo se apoderó de ella y como se hizo de noche tan deprisa, perdió el sentido de orientación y no encontraba la dirección del pueblo, anduvo mucho tiempo sin saber en donde estaba y tuvo que guarecerse entre dos peñascos enormes que encontró al ir caminado, para librarse del viento y de la nieve que caía copiosamente.
Por ese sitio nunca había pasado, no lo conocía, allí espero hasta que viniesen a buscarla y que le llegase la muerte, pues ya estaba aterida de frío. Rezaba y le pedía a la Virgen y San Antonio, que la librasen de todo peligro, pues tenía mucha fe en ellos y abrigaba la esperanza de ser atendida.
En estas aldeas y lugares apartados, tienen la costumbre, que cuando un pastor o agricultor no llega a casa a la hora acostumbrada, la familia avisa al pedaneo del pueblo, y este toca la campana de la iglesia o ermita, para que se reúnan los hombres, en un lugar que ya tienen señalado, ya sea en la picota, en el atrio o en la plazuela del lugar, con el fin de formar grupos y salir en varias direcciones a buscar a la persona, que no ha regresado.
Hacen un pequeño atado de paja bien apretado, que se llama “Fachón” y se enciende por un extremo en forma de tea, para que sirva de alumbrado y así al mismo tiempo puede ser visto a distancia y llevan un cuerno limpio que van soplando como si fuera una bocina, que se oye a distancia, y de esta manera pueden responder con sus gritos o silbidos, las personas que se han perdido por aquellas serranías o barrancos.
Nuestra narración, nos siguió contando, que se abrazó al perro, para no dejarlo marchar y al mismo tiempo le servía de abrigo a su aterido cuerpo. Pasarían dos horas o quizá algo más, cuando su fiel compañero comenzó a ladrar furiosamente.
Lo primero que pensó, fue que podía ser la proximidad de un lobo o jabalí, que con tanta frecuencia eran visto por la zona. Pasado un buen rato, oyó a lo lejos el sonido de un cuerno, y avistó las luces de los “Fachones”, y sacando la fuerza de los pulmones, comenzó a gritar pidiendo auxilio en aquella dirección. Pronto oyó el grito de ¡María!, ¡María!... que daban los hombres del pueblo y al poco tiempo se vio rodeada por todos sus familiares y vecinos que la abrazaban, llenos de júbilo.
Los llegados, le dijeron que habían oído, los ladridos del perro, desde bastante distancia y por eso habían acudido en aquella dirección, de no haberlos oído, quien sabe si la encontrarían pues irían en otra dirección, dada la distancia tan grande que estaba del pueblo.
Cuando regresó a su casa, su madre le puso ropa nueva, seca y de abrigo, ya que sus vestidos estaban empapados a causa de la lluvia y la nieve, se acercó al fuego y le dieron una gran taza de leche bien caliente, con el fin de hacerla entrar en calor, pues estaba entumecida por el frío, hasta los huesos.
Su abuelo, que tendría mas de ochenta años, le preguntó en que lugar se había refugiado, y al decirle el sitio, la abuela se santiguó, diciendo: ¡Jesús! que milagro, tuviste mucha suerte. (todo se decía en gallego) Por que allí cerca, hay una cueva muy grande y oscura, en la que al anochecer, aparecen volando muchos pájaros negros y que no tiene plumas, parecen ratas que vuelan y que chupan la sangre del pescuezo de los que se acercan por aquellos parajes, y le sacan los ojos, sin hacer algún ruido y que tampoco tienen pico, pues su boca son como las de los ratones grandes; dicen los antepasados, que son las almas, de los que murieron en pecado mortal, y ahora andan errantes, hasta el fin del mundo.
También cuando yo era pequeña, mi abuela me decía, que nunca fuese por aquella parte del monte, por que se encuentran huesos y calaveras de los difuntos, a quienes chuparon la sangre esos pajarracos.
De aquella historia todos los asistentes al fiadeiro, lo escuchamos con el más profundo silencio, de la anciana campesina, que tanto temor tenia a las animas, deduje que tal cueva era la misma, que según la tradición, en ella se había refugiado el rey Frumario, cabecilla de los suevos, en el siglo V, cuando escapaba perseguido desde Braga, por su hermano Remismundo, que quería usurparle el trono y le seguía con sus tropas desde aquella ciudad portuguesa. Según corre, dicho suceso desde la más antigua época, allí estuvo varios días, con sus más fieles seguidores, hasta que unos pastores, lo disfrazaron y tomó el camino de Astorga.
Esta cueva esta situada a la derecha del camino que conduce, desde el valle de Monterrey, al pueblo de Montevoloso, y que le llaman el “Portazón”, en la parte de abajo del pico llamado “ O Foxo”.
Al decir “Fiadeiro” debe de entenderse, como si en castellano se dijese “ Hiladero”, y es que aquellas mujeres, viejas en su mayoría, portan en sus manos, una rueca y un huso, y van sacando o pellizcando de un copo de lana, lino, trozos muy pequeños, confeccionado así un hilo muy delgado, pero tan perfecto, que parece hecho a maquina y que les sirve una vez transformado, en madejas, para hacer sus vestidos de invierno y todas clase de ropa de abrigo y también para su venda como son los calcetines, medias que venden en los mercados de las villas cercanas.
Anteriormente hago referencia al obispo Idacio, a quien el rey Frumario hizo prisionero, mientras celebraba un acto religioso dentro de la catedral de Chaves hoy de Portugal, pero en aquel entonces, pertenecía a Galicia.
Él fue quien con más claridad nos relata la invasión de los suevos, en el año 466 de nuestra era.
En sus narraciones que a veces son tétricas, nunca menciona la villa de Verín, sin duda por no existir en aquella fecha, pero si nombra: Viana, Porquera, Lémica, Capraria, Moxós, Fredamundi, Saquetina y otros.
La entonces Capraria, hoy es el pueblo de Cabreiroá, Mixos es Mijós, pero los poblados de Fredamundi y Saquetina, situados en el Valle del Támega, se desconoce su emplazamiento y el motivo de su desaparición, que bien pudieran haber sido destruidos por los suevos u otros invasores.
Con ésta descripción, me fui desviando de la narración que empecé, pero conviene hacer resaltar, que al lado de las hogueras o fogatas, en el fiadeiro, han podido aprender, muchas cosas que ignoraban y que no están escritas en ningún libro actual.
Antes de seguir con la historia de Verín, voy a referir una charla, sostenida con un anciano, ya fallecido hace unos años y que llegó a ser mi compañero de caza, durante muchos años; se llamaba Francisco Rodríguez Machado (q. e. p. d.) del pueblo de Tamicelas, y era conocido familiarmente como el “Aceite”.
Un día quiso mi buena fortuna, que fuese de caza a las perdices, por aquella zona del municipio de Laza y cuando ya había recorrido el monte varias horas, durante las que había matado algunas perdices y las llevaba colgadas del cinto encontré una fuente de aguas puras y cristalinas y después de echar un buen trago, me senté a descansar puse a refrescar mi bota de vino de cosecha propia y me puse a comer un trozo de jamón y unas empanadillas de pollo que traía de casa
Habría transcurrido una media hora y apareció un cazador, con más edad que yo, y también más bajo que yo, y eso que mi estatura no es mucha, me saludo con unos buenos días y se sentó cerca de mí, sacando una petaca con tabaco y me la ofreció al mismo tiempo que me extendía un librillo de papel para que liase el cigarrillo, (en aquella época, no había cigarrillos hechos), que yo de buen grado acepté (hace ya cuarenta años que no fumo).
Comenzamos hablando sobre la caza, el tiempo, en fin algo de todo y observé que a pesar de ser un simple campesino, de una aldea remota, situada entre las altas montañas y con un mal camino para poderse comunicar con la villa de Laza, su charla era amena y me era grato él oírlo.
Le ofrecí de mi comida, pero me manifestó que ya había comido al pie de otra fuente en la cañada anterior.
No recuerdo cuantos cigarrillos nos fumamos, pero había pasado mucho tiempo y comenzó a contarme historias, que le habían contado sus abuelos; me habló de los “Galaicos”, que según él eran unos hombres muy fornidos y muy valientes, que habían tratado de sublevar a los campesinos en contra de la reina de España; me habló de las invasiones francesas, diciéndome que habían cometido toda clase de atrocidades, violaciones, saqueos, quemado iglesias, hasta violaciones de niñas pequeñas, robando el ganado y muchas más atrocidades, propias de gente salvaje y bárbara.
Me habló de los caciques y políticos de la comarca, y los comparaba a los vampiros y que según él, eran unos señoritos, que engañando a los ignorantes campesinos, se iban adueñando de las fincas, casas y ganados y todo lo que poseían los pobres campesinos de la comarca.
Me contó también de unos traperos y cacharreros, que venían de la zona de Sanabria, de la parte Zamorana, cambiaban sus cacharros, por lana, pieles de zorro o lobo que tanto abundan en aquella zona y sabía que se habían extendido por todo el valle del Támega y que se fueran independizando unos de otros y en estas aldeas a la vez que hacían sus cambios ofrecían dinero a cambio de hipotecar sus haciendas y si no pagaban el préstamo en el plazo acordado se adueñaban del capital.
Yo ya sabía todo esto y en una ocasión, tuve en mis manos una obligación en la cual los objetos, a responder valían diez veces más que la deuda.
Y así estuvimos hablando hasta bien entrada la tarde, ya que su amena charla, me hacia sentir agusto y desde entonces fuimos muy buenos amigos.
Cuando quería ir de caza, para aquella zona, le enviaba recado, para que tal día sobre tal hora estuviera por tal cazadero, cuando yo llegaba ya llevaba él un par de horas cazando y nos encontrábamos con gran alegría. Mi casa dista de su pueblo, Tamicelas, sobre unos treinta kilómetros.
Yo tenía que madrugar, para llegar allí, primero en bicicleta, después mi moto Guzzi Hispania, más tarde en una moto Vespa, luego en mi Renault 4-4 y me acompañaba un chico con la merienda y una bota de vino para los tres.
Era muy conocido por el “Aceite” y este nombre se lo habían puesto, según él me contó, cuando era muy niño, jugaban todos los niños en la plaza del pueblo y hacían una especie de peleas y siempre quería ser el primero, él mas fuerte, el más diestro en todo y su madre que le observaba, le dijo: Paquito, tu quieres ser como el “Aceite”, quedar por encima de todo, y desde aquel momento todos sus amigos comenzaron a llamarle así.
Según el Sr. Aceite, el nombre de Támega, lo recibe por tres diminutos, manantiales, que nacen tres cañadas cercanas al pueblo de Tamicelas, que le llaman “ As Tres Migallas” o “ As Tres Micelas”.
Como nuestros descansos, la mayor parte de las veces, eran en la ribera de los tres regatos, que mirando al norte, la de la derecha es la regata de Abelleira. La del centro A Corrediña de Naveaus, y la de la izquierda Regata da Alberguería, al pie de la aldea del mismo nombre, que al juntarse estos tres arroyos, dan origen al río Támega.
El pueblo de Tamicelas, recibe el nombre, por las “Tres Micelas” y los pueblos de Tamagos y Tamaguelos, tienen ese nombre por estar situados a los lados del río Támega. Los habitantes del valle en la antigüedad recibían el nombre de “Tamaganos”.
Hay investigadores que refieren, que su nombre, se deriva del Dios, Tameobrigo, pero en modestia opinión, lo tomó de las Migallas o de las tres micelas a que se refería mi buen amigo Francisco “ El aceite”.
Muchos de los hallazgos, casuales con los que me he encontrado, fue por ir de caza o de pesca y pernoctar en aldeas remotas durante muchos años y las charlas que mantenía con, agricultores, pastores u otros concurrentes en los fiadeiros en las apartadas comarcas de la montaña gallega.
Cierto día, hará unos treinta años, (año 1.950) encontré por casualidad una “Calzada romana” en un bosque de malezas, en perfecto estado de conservación, a unos cuarenta kilómetros de Verín, en plena montaña y en límite de las provincias de Orense con Zamora.
Me encontraba cazando y había muchas perdices, se levantó un bando y le tiré, cayendo una de ellas entre la maleza y antes de que el perro la portase, la cogí yo por quedar en alto entre las ramas y comprobé que había una calzada romana, anduve sobre ella en ambas direcciones, me entretuve algún tiempo por que me gustó siempre cerciorarme de las cosas, que encontraba en mis correrías, por estos apartados lugares y las sierras de la comarca, por donde iba cazando o pescando.
Pude comprobar también que la mencionada calzada arrancaba de un Castro, antiguo poblado, y vi las ruinas de dos molinos al lado del riachuelo que fluye al río Mente y que en sus cercanías, continuaba un quebrado y tortuoso camino, hacia el pueblo del Tameirón.
De ésta calzada nadie tenía conocimiento, por que tanto en dicho pueblo, como en los del Pereiro o Cañizo, hice averiguaciones y nadie supo decirme nada.
A simple vista, era difícil descubrirlo, por la maleza tan extensa que lo cubría y la casualidad había hecho que yo lo viera. Otro día al beber en una fuente, en la montaña, al sur oeste del pueblo de Vilar, en el municipio de Castrelo del Valle, observé que el agua que manaba, caía en una sepultura de piedra de cantería, que era la parte inferior de un sarcófago, que bien pudiera ser celta o romana, supongo que en las inmediaciones habría algún cementerio.
También en otra ocasión al ir de caza con mi consuegro D. Antonio Domínguez Gómez, magistrado jubilado, por el camino que baja de Peña Nofre, al pueblo de Porto Camba, a la izquierda de dicho camino, vi unas antiguas edificaciones de piedra de pizarra, todo en ruinas, pero se notaba el contorno de diez o doce viviendas circulares, y le pregunté sobre ellas, ya que él cazaba con frecuencia por aquella zona, me comentó que los habitantes de aquellas aldeas, conocían aquellos parajes como “ A Mourisca”, por creer que allí habían vivido los moros, cuando invadieron Galicia.
También recuerdo que al sur de mi pueblo natal de La Gudiña, existe la boca de una antigua mina, que los de por allí la conocen como “O Burato dos Mouros”.
En otra ocasión, también en los límites de la provincia de Orense con Zamora, en las cercanías del pueblo de Castromil, observé en el camino una peña, que tenía poca elevación y en la cual había esculpidas una docena de herraduras, todas en la misma dirección, sin duda para señalar el itinerario a caminantes o tropas
En otros parajes de la misma comarca, no lejos de éstas herraduras, había varios peñascos labrados en forma de palmeras, no comprendo el significado de tal trabajo.
Nunca volví por allí, pero siento deseos de volver, para llevar una maquina fotográfica y poder hacerle unas fotos, aunque en aquella época era joven y me interesaba, más la caza que estas cosas de la historia de nuestra Galicia.
Siempre tuvo deseos de saber la etimología de la palabra “Verín”, consulté libros históricos, en archivos oficiales y particulares, en diferentes poblaciones, pero nada pude encontrar sobre la fundación de Verín.
Las primeras noticias sobre el nombre de Verín, sobre el año 950 en el siglo X, que a instancias de San Rosendo y por orden del rey Ramiro II, entre los términos de San Felix de Varoncelli (hoy Pazos) y Santa María de Trudilde (hoy Verín), Villaza, Albarellos y Queizás.
En aquella época aparece llamándose Santa María, propiedad de la condesa de Trudildi o Trudili, hija del conde Don Rodrigo y viuda del caballero de Velasco Ruderiz y hermana del obispo de Iria Flavia Don Pelagio, dicha condesa ordenó, poner piedra en las demarcaciones o divisiones de los pueblos antes mencionados.
Los lugares de Fredamundi y Saquetina, desconocemos el lugar de su emplazamiento y el motivo de su desaparición, como también el lugar de Zacois, que según se cree estaba al sur de Pazos, en un sitio denominado “O Toxal”
Recientemente han aparecido restos de cerámica y de edificaciones en éste lugar, pero se sigue sin saber el motivo de su desaparición. Casa del Perú. año 1.986 Manuel Fernández-Barja Sánchez, nacido en La Gudiña el 4-4-1904